Nota del editor: Ramón Pinto generosamente nos envía desde Chile esta serie de devocionales. Presentamos este primer artículo a manera de introducción para conocer un poco más sobre las vivencias que le llevaron a escribir la serie.
Mi nombre es Ramón A. Pinto Díaz, chileno, nací en Valparaíso y actualmente vivo en Viña del Mar.
Provengo de familia cristiana por parte materna, casado y con una pequeña hija. Asisto a Union Church de Viña del Mar, de la cual soy miembro del Consejo Pastoral y la Comisión de Fábrica. De profesión Ingeniero Comercial y licenciado en Administración de Empresas. Actualmente estoy terminando un Diplomado de Teología Reformada en el Seminario Presbiteriano de Chile, un Diplomado de Periodismo Narrativo en la Universidad Alberto Hurtado y curso primer año de Licenciatura en Teología en el CEIBI.
Mi vida era bastante tranquila y dedicada especialmente al ámbito empresarial. Hasta el año 2015, cuando de manera inesperada me diagnosticaron un cáncer linfático. Si bien todo parecía que andaría bien con el tratamiento, lo real fue todo lo contrario. Uno tras otro, los tratamientos fueron fallando. Y lo que pensé que sería una enfermedad curable con rapidez, se fue volviendo una amenaza directa a mi vida, mis finanzas y todo lo que por años había construido.
Las quimios fallaron, por lo que me sometieron a trasplante de médula ósea para salvar mi vida. Pero también falló, y no solo uno, sino fallaron dos trasplantes de médula. Y como el cáncer avanzaba, comenzó a comprometer mi pleura pulmonar, por lo que empecé a perder capacidad respiratoria, más del 50% en el pulmón izquierdo. No era la primera vez que me enfrentaba a la muerte… era la tercera… pero parecía que no saldría de esta.
Como ultimo recurso, me sometieron a un programa muy nuevo, a base de inmunoterapia. De manera sorprendente, milagrosa para mí, el cáncer desapareció en menos de 45 días. Desde ese momento, llevo más de un año y medio con terapias de mantención, las que parecieran que pueden ser permanentes.
Han sido 5 años de muchas emociones y eventos que me han cambiado completamente.
Sé que estoy vivo por la gracia de Dios… y busco a través de mis devocionales y reflexiones llevar a las personas a una relación de intimidad y devoción personal con Cristo. Esa misma que el dolor y el temor me obligaron a buscar.
He estado meses hospitalizado, aislado del contacto humano y viviendo muchas incertidumbres… En esos momentos, Cristo ha sido más que presente, ha sido mi compañero de cuarto, mi guía, la roca donde afirmarme, cuando todo a mi alrededor se derrumba… Solo me sostiene su palabra, sus promesas… sus brazos.
Saludos cordiales.
Ingeniero y Teólogo, superviviente de cáncer. Pensador del evangelio y peregrino hacia la trascendencia de Cristo.