Para muchos un teólogo formidable, para otros derechamente un hereje. Me imagino que ante ambas descripciones Barth hubiera lanzada una gran carcajada y solamente hubiera meneado la cabeza.
De todas las lecturas, me quedo con este Barth. Cercano, sagaz y distante de todo cinismo. Honesto a más no poder, pero sobre todo… directo.
Cada reflexión fue como si escuchara a mi abuelo. El conocimiento de toda una vida llevado a la máxima expresión de pragmatismo…. como quien ya gastó sus años en divagar, y ahora solo quiere ser preciso y concreto.
No tiene miedo de renunciar al lenguaje académico y de alta erudición. Prefiere ocupar esa energía intelectual para verter todas sus vivencias y reflexiones en un lenguaje casi juvenil…
Me advierte de no tomarme todo tan en serio, la vida ya es bastante compleja como para complicarla yo mismo, y más aún si sigues a la Palabra Encarnada, Cristo, ya que siempre serás incomprendido por la gente.
Persiste el consejo de que más vale ser un buen hereje que un mal cristiano, ya que en el futuro esa supuesta heterodoxia tiene más posibilidades de ser el camino adecuado y el que Cristo quería revelar.
Finalmente, tu familia, tu comunidad y tu misión nunca estarán en tus manos, por tanto el consejo es seguir al Maestro, a cualquier costo…
Ingeniero y Teólogo, superviviente de cáncer. Pensador del evangelio y peregrino hacia la trascendencia de Cristo.