Ayer antes de dormir, mi pequeña me dijo que quería uno de mis cuentos, que eran más entretenidos que los de Disney.
Se acomodó y comencé el relato de Ester, la Reina Sabia.
De repente, me detengo creyendo que la pequeña se había quedado dormida. Abre los ojos y me dice: “¡Papá! Sigue, paraste en la parte más importante.” (Cuando eligen a Ester reina).
Yo me reí, y me di cuenta que ella estaba imaginándose todo lo que relataba…
En ese momento solo di gracias… gracias por el regalo y la promesa cumplida de ser padre.
También agradecí que tenga una visión de las mujeres de la Biblia tan diferente de otras generaciones.
De repente me dice:
“Papá, cuéntame cómo Déborah hacia temblar a los filisteos.”
O, “¿es verdad que una empresaria textil (Lidia) ayudó a Pablo cuando era misionero?”
Siento que ella es parte de una generación muy incipiente… una que no ve límites que les restrinjan, sino fronteras que hay que cruzar..
Por mi parte, seguiré contando historias…
Pronto vendrá María, madre de Jesús… la mujer más valiente que ha conocido la humanidad…
Ingeniero y Teólogo, superviviente de cáncer. Pensador del evangelio y peregrino hacia la trascendencia de Cristo.