lion roaring on top of mountain during golden hour

Solo para valientes

  1. Introducción a serie devocional
  2. Gerundios con Dios
  3. Una incomparable compasión
  4. Sobre el sufrimiento
  5. Lo que el dolor no es
  6. El cuentacuentos
  7. ¡Karl Barth, mi viejo!
  8. Solo para valientes
  9. ¿Dónde habita Cristo?
  10. Cuando el amor de Dios no tiene valor
  11. La iglesia que estorba a Cristo
  12. La foto del año 2020
  13. El Cristo agricultor
  14. Temer y creer a la vez
  15. Siguiendo esquemas y recetas
  16. Cornelio, el nuevo paradigma divino
  17. El rostro de Cristo
  18. El costo de amar como Cristo
  19. Primeros brotes
  20. La savia que da frutos
  21. ¿Muy viejo para cambiar?
  22. Recibir un futuro y una esperanza
  23. Atrapando el atardecer
  24. El templo de Dios
  25. Enfrentando la muerte
  26. Compartiendo el pan
  27. Bajo el alfarero
  28. Alzaré mis ojos hacia las montañas
  29. El carrusel
  30. A la sombra del padre
  31. Cuando no hay atajos
  32. Una charla trascendente
  33. El amor que no intimida
  34. La fe que ilumina
  35. La esperanza
  36. La paciencia de las rocas

“El reino de los Cielos se hace fuerte y los violentos lo arrebatan…”

He visto tantas explicaciones acerca de este pasaje, y la más común es negar el sentido real de sus líneas, a tal absurdo de concluir que la esencia de esta descripción es la “no violencia”.

Es cierto y condenable quien agrede y daña al prójimo, como también quien ofende y destruye a quienes le rodean…

¿Pero de esa violencia trata el pasaje… esos violentos heredarán el reino?

Vivimos tan alejados del tiempo de Cristo, que le imaginamos en una realidad rural, pero semejante en modernidad a la nuestra.

En los tiempos de Jesús, quien tenía hambre debía matar para comer… recogía trigo para hacer su pan… y cargaba pesados cántaros con agua para saciar su sed.

Se cobijaba bajo sombras para soportar el calor abrasador y dormía junto a otros para soportar el frío nocturno.

Era una época en que quien deseaba algo, literalmente debía pelear por ello… la timidez era sinónimo de muerte y el carácter fuerte señal de vida.

Eran tiempos violentos, sin duda… tan violentos que solo obtenía algo quien peleaba por ello.

Nada de extraño tiene que Cristo diga que solo los violentos arrebatarán el reino de los Cielos, si era una generación que todo lo obtenía con fuerza y carácter.

El cristianismo ha amputado y escondido la hermosa esencia de este pasaje… a tal punto que el León de Judá ya es un gatito depilado sin garras ni colmillos… ya no mata para comer, sino que se alimenta con croquetas para mascotas… no ruge, sino que ronronea para que le acaricien… no protege, sino que huye a la menor señal de peligro.

La violencia de que nos habla Jesús, es la misma que muestra alguien que da manotazos hacia todos lados para no ahogarse en el mar… es la misma violencia de quien defiende su vida de un victimario… la misma violencia de quien golpea para proteger al débil y hacer huir al cobarde.

El reino de los cielos no es vivir el evangelio… el reino de los cielos es la aspiración del mundo que el evangelio viene a construir… es el nuevo mundo… la teocracia… El Cielo encarnado.

El reino de los cielos es para personas con carácter… y si eres otra víctima más de este mundo que amputa la esencia de aquel vigor que Dios puso en nuestros corazones… recuerda que el león aún ruge y quiere que le imites.

No dejes para la eternidad lo que podrías obtener en esta vida…

Ingeniero y Teólogo, superviviente de cáncer. Pensador del evangelio y peregrino hacia la trascendencia de Cristo.

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