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The rapture’s signs

  1. The rapture begins
  2. The rapture continues
  3. The rapture’s signs
  4. The rapture’s traditions
  5. The rapture conclusions

En el artículo anterior: The raptures continues se abordaba el estudio de 1Cor 15. En este, el tercero de la serie, continuaremos con el tema de la parusía, pero en el horizonte del trabajo teológico de la escuela de los discípulos de Pablo que escribieron en su nombre. Asimismo, abordaremos el desarrollo de la doctrina sobre la apostasía, uno de los aspectos más llamativos en todos los esquemas dispensacionalistas. De hecho, este elemento es extraño a la escatología paulina y solo fue desarrollado por la escuela de sus discípulos en contacto con otras tradiciones escatológicas cristianas.

Sobre el orden de presentación y exposición del rapto, así como los títulos en inglés de cada artículo de la serie y sus conclusiones generales y bibliografía (que aquí también aparece abreviada), véase lo dicho en el primero de esta serie: The raptures begins.

La parusía en la escuela de los discípulos de Pablo

De las cartas que fueron compuestas por la escuela de discípulos de Pablo (2Tes; Col; Ef; 1-2Tim; y Tit), solo en 2Tes se retoma el tema de la parusía pero de modo diverso. Sobre la relación entre las cartas paulinas y las deuteropaulinas, Schnelle1 comenta:

La complejidad histórica y teológica del actuar y pensar paulino se puede capturar solamente, si se considera desde las tradiciones de la escuela con la influencia del apóstol. Sin duda, Pablo fue el teólogo destacado de su tiempo, que desarrolló una teología nueva y potente, efectuada en forma independiente. Al mismo tiempo, él vino de una tradición de escuela y fundó una escuela que, por sí mismo y de modo diverso, da testimonio de la diversidad de la proto y deuteropaulina.

En 2Tes 1,7-9 cambian las imágenes del drama apocalíptico. En el v. 8 se describe la parusía de Cristo y sus ángeles ἐν φλογὶ πυρός (“en fuego llameante”). Asimismo, el juicio, que es explícito en 2Cor 5,10, e implícito en 1Tes 4,17, es descrito como διδόντος ἐκδίκησιν (“tomar de venganza”, lit. “dar destrucción”). Son novedosas las imágenes del v. 9: pagar la pena con la perdición eterna ante la presencia del Señor. Estas imágenes están más cerca de la narrativa de Ap 20,11-15 que a 1Tes 4,13—5,11.

En 2Tes 2,2 se presenta un tema que Pablo no había tocado en 1Tes 4,13—5,11: la dilación de la parusía. 2Tes 2,2 presenta este tema de manera curiosa, desacredita todo tipo de revelación y escrito que anuncia el llegar inminente de la parusía. En esto 2Tes 2,2 tiene cierto parecido en su contenido a Mc 13,32. No obstante el paralelo, es obvio que el autor tiene en mente la revelación paulina de 1Tes 4,15-17. Que la parusía se demora es demostrado, según la lógica del texto, precisamente por el hecho de que todavía no aparece la apostasía. Obsérvese la sintaxis de 2Tes 2,2. En este versículo son enumeradas las tres fuentes de los motivos de alarma por medio de la partícula griega διά (“a través de”):2

No permitáis que vuestro ánimo se altere por cualquier cosa, ni os alarméis a causa de ciertas manifestaciones del espíritu (μήτε διὰ πνεύματος), ni por medio de algunas palabras (μήτε διὰ λόγου), o por carta presentada como nuestra (μήτε διʼ ἐπιστολῆς ὡς διʼ ἡμῶν) que os haga suponer (ὡς ὅτι; lit.: “como si acaso”) que el día del Señor es inminente.

Nótese el cambio en la última parte, introducido por la partícula ὡς, con la cual se amplia y explícita el tipo de procedencia de la fuente epistolar. Su construcción sintáctica implica una negación,3 y con ella el autor desmiente que el anuncio de la inminencia del “día del Señor” sea parte de su enseñanza.4 ¿La última procedencia indicaría la lectura de señales apocalípticas que algunos círculos de profetas y maestros cristianos hicieron circular como si fueran de Pablo?5

Respecto a las interpretaciones incorrectas de la apocalíptica paulina en círculos de maestros cristianos de finales del siglo I, recuérdese que ya 2Pe señala hacia esa dirección (3,14-18; esp. v. 16). En el v. 16 se describe como “los ignorantes y débiles” (οἱ ἀμαθεῖς καὶ ἀστήρικτοι) a aquellos contra quienes el autor está hablando y previniendo a sus lectores desde 2Pe 3,1. Ambos calificativos buscan desprestigiar la enseñanza de estos maestros cristianos.6

Es de notar que tanto en 2Tes 2,1-12 como 2Pe 3 ambos autores están muy interesados en tratar sobre la dilación de la parusía, enfrentando críticas y enseñanzas erróneas al respecto.

Las señales

En 2Tes 2, 3-12 se explican las señales que aún no han llegado: la apostasía (v. 3), la aparición del hijo de la perdición (vv. 3-8) y la manifestación del impío con sus obras portentosas que seducirán (vv. 9-12). Estas tres señales pueden ser referidas como una: la apostasía o rebelión final, que es explicada con la aparición del hijo de la perdición (el apóstata), del que se habla como el impío que seduce a todos con sus milagros y portentos. En el mundo helenístico, el vocablo ἀποστασία (“apostasía”) significaba una deserción y una rebeldía política. En toda la biblia cristiana, la palabra ἀποστασία solo aparece aquí en 2Tes 2,2 y en Hch 21,21. Por su significado, el vocablo ἀποστασία está relacionado con las palabras del campo semántico de la “rebelión”. Entre otros vocablos (ocho en total), a este campo pertenecen: ἀκαταστασία (“oposición violenta”, 2Cor 6,5) y στασιαστής (“insurrecto”, Mc 15,7).7

En 2Tes 2,2 y Hch 21,21 el significado de ἀποστασία alude a aquel dado en 1Mac 2,15. En los LXX ἀποστασία aparece doce veces, entre otros pasajes, en: Jos 22,22; 2Cro 29,19; Jer 2,19; y aquí en 1Mac 2,15. En la biblia griega la apostasía tiene el sentido de un abandono o distanciamiento de Dios y, por sentido derivado del verbo ἀφίστημι, el significado de “hacer que la gente se rebele”, de “alejarse, apostatar”. Con ἀποστασία se traducen tres palabras hebreas: מעל (“trasgredir”, 2Cro 29,19), מרד (“rebeldía”; Jos 22,22) y בליעל: “Belial”. Este último vocablo es el más interesante.

El vocablo hebreo בליעל está compuesto por dos palabras: בלי (“no, sin”) y יעל (“valor, utilidad”). בליעל significaría “sin utilidad, sin valor”. Por esta razón, los LXX lo traduce significando “sin ley”: quien no sigue la ley y se le opone no tiene valor (Prov 6,12). De aquí se deriva el nombre Belial, que en Qumrán y la biblia hebrea y cristiana (2Cor 6,15; 2Tes 2,3) se convierte en el nombre propio de Satanás: “Belial/Beliar”.8

Estamos de acuerdo con la explicación de Trilling9:

Debe primero venir “la apostasía” (ἡ ἀποστασία), una apostasía escatológica, aparentemente mayor. La construcción de este enfoque (Anschauung) tiene su punto histórico de observación en la imposición macabea (cfr. 1Mac 2,15) y es inicialmente como una apostasía de los judíos de la ley mosáica, como también ocurre en Hch 21,21. El libro de Daniel refleja los eventos durante el reinado del terror (Schreckensherrschaft) de Antíoco IV contemplados desde el punto de vista escatológico.

La apostasía ¿paulina?

El tema apocalíptico de la apostasía no es propiamente paulino. Ella no aparece ni en 1Tes 4 ni en 1Cor 15. Tal como aparece en 2Tes 2, pretende presentarse como una ampliación de las exhortaciones a vigilar de 1Tes 5,1-11; 1Cor 15,58; y Rom 13,11-14, efectuadas por la escuela de discípulos del apóstol, y que se conviertan en exhortaciones a esperar, tal como aparece en 2Tes 2,1-12 y 2Pe 3,14-18.

Para algunos especialistas, como Cothenet, este desarrollo apocalíptico de la escuela deuteropaulina tiene origen en su paralelo con el apocalipsis sinóptico y la literatura apocalíptica, por ejemplo con el 4Esdr.10 Al parecer, se descarta con mucha facilidad la posibilidad que el tema de la apostasía se deba a una tradición de revelaciones posteriores que ampliaban la necesidad de esperar ante la dilación de la parusía.

El tema de la apostasía está testimoniado en una gran parte de la tradición cristiana como para descartarlo simplemente por sus paralelos con la literatura judía. Además, en la postura tradicional que juzga la apostasía como simple crecimiento de la tradición parenético-apocalíptica paulina, se soslaya el hecho de que el autor deuteropaulino deshace con la autoridad del apóstol las especulaciones apocalípticas sobre la cronología inminente de la parusía, precisamente con la doctrina de la apostasía.

Aquí se podría preguntar ¿este autor sostendría con tanta autoridad esta doctrina si supiera que ella misma es una novedad introducida por él mismo? La figura del apóstata-anticristo es muy diversa en los diferentes conjuntos literarios judíos y cristianos como para ser simples paralelos. Asimismo, la mayor parte de la investigación realizada sobre este tema durante los siglos XIX y XX se han concentrado en analizar su evolución desde la biblia hebrea.11 Estos aspectos deben ser objeto de un estudio más detallado que será abordado en el siguiente artículo de esta serie.

Papá de Immanuel y Tobías, esposo de Biviana, católico y teólogo. Profesor en dos universidades y miembro de varios grupos de investigación.

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