Dark (Baran bo Odar y Jantje Friese, 2017-2020)


¿Dios nos habla a través de las pantallas?

Hay, todavía y no sé hasta cuándo, personas que defienden que Dios sólo habla a través de la Palabra. Se excusan en versículos bíblicos (como Romanos 10.17 donde se dice que la fe viene por el oír) y renuncian al potencial de cualquier imagen. Es como si se sacaran los ojos, pienso yo. Tuertos espirituales. Porque, desde luego, la imagen también es vehículo de lo divino. Gracias a ellas nos sensibilizamos a lo sagrado y a lo numinoso, además de que aprehendemos historias que nos revelan verdades que de otra forma no hubiéramos adquirido.

Robert K. Johnston es uno de los autores que más se ha interesado en sistematizar las formas en que las y los espectadores cristianos nos acercamos a lo divino a través del cine y la televisión. En su libro Reel spirituality (2000) identifica al menos tres tipos de relación. En primer lugar, las series y las películas pueden comunicar alguna verdad bíblica: la encarnación, la crucifixión, la reconciliación, etcétera. Son películas o series que funcionan como parábolas de alguna enseñanza que se desprende clara y directamente de la Biblia. En segundo lugar, las series y las películas pueden servir de estímulo espiritual en tanto que nos muestran las consecuencias que puede tener la elección de ciertos caminos. Son películas que funcionan como lección de vida. Por último, las películas o series pueden mostrarnos a Dios. Para Johnston no está claro cómo se logra esto y pone gran responsabilidad en el espectador —a Dios lo encuentra quien lo busca—, lo que sí identifica es que hay ciertas estructuras narrativas que configuran la posibilidad de un encuentro con lo divino: la estructura del hijo pródigo, por ejemplo, la del sacrificio, la del arrepentimiento, etcétera.

En el siglo XXI está claro que lo audiovisual tiene un papel central en la construcción de las subjetividades. Ello incluye la espiritualidad, en tanto camino personalizado para estar con Dios. No es posible negar que las películas y series se constituyan en alimento para el creyente. Al contrario, es necesario contribuir y fomentar que las y los creyentes abran los ojos y se reconcilien con la imagen. Hay en ellas algunos rastros de Dios que necesitamos aprender a encontrar.

Ha publicado los poemarios "Todavía mañana" (Mantis Editores, 2013) y "Godfully" (Diablura Ediciones, 2015). También escribió, en colaboración con Keila Ochoa Harris, "Profetas menores para los menores" (Ediciones Las Américas, 2014). Fue ganador del Concurso de Escritores del San Miguel Writer’s Conference 2018, del Certamen González-Waris 2018, y de los Juegos Florales Ramón López Velarde en 2017. Actualmente realiza los estudios de Doctorado y es profesor en la Facultad de Filosofía de la UAQ. México.

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