No es fácil asumir una perspectiva crítica sobre un libro de “vida cristiana”. Ni siquiera sé cuál es la etiqueta correcta para nombrar libros como Amar es para valientes, escrito por el popular youtuber e influencer cristiano Itiel Arroyo. ¿Son libros cristianos de superación personal? Sí. ¿Son libros cristianos aspiracionales? También. ¿Eso les resta valor frente a libros teológicos más “serios”? Para nada.
Creo importante empezar anclando este libro en su tradición histórica. Porque a veces olvidamos que todo libro pertenece a una tradición, aún libros como el de Itiel. Estamos en el terreno de la literatura piadosa, género practicado desde los inicios del cristianismo. Daniel de Pablo Maroto en su Historia de la espiritualidad cristiana presenta un útil compendio de obras que eran escritas para alentar la piedad y la espiritualidad de las comunidades de fe. Eran obras que, sin prescindir de la reflexión teológica, empleaban un lenguaje más sencillo y accesible para comunicar una experiencia de vida: un caminar con Dios. La literatura piadosa ha tomado múltiples formas en la historia del cristianismo: epístolas, sermones, vidas de santos, manuales de oración, poemas, etc… Hasta antes de la Reforma, la literatura piadosa era escrita principalmente en los conventos por miembros de órdenes religiosas. Pensemos en uno de los libros más célebres en su tiempo y aún ahora: la Imitatio Christi (1418) de Tomás de Kempis, miembro de la Orden de los Hermanos de la vida en común. Este libro reúne una serie de máximas y relatos que buscan guiar a las almas dispuestas a la perfección de la vida en Cristo. ¿Quién se atrevería a criticar un libro con tan noble objetivo?
En el protestantismo, la literatura piadosa se desarrolló sobre todo en los libros devocionarios hasta muy entrado el siglo XX (recordemos los libros célebres de Martin Lloyd Jones: Walking with God, o de Lettie Cowman: Manantiales en el desierto), para después diversificarse mucho más gracias a que la industria editorial empezó a publicar libros bajo la categoría de “vida cristiana” con el objetivo de ofrecer consejos prácticos para las y los creyentes en prácticamente cualquier etapa de la vida. La mayoría de estos libros suelen ser de fácil lectura, amenos y contener muchas referencias biográficas y autobiográficas. Los libros piadosos no han perdido ese rasgo central: hablar desde la experiencia de Dios en la vida diaria. Vuelvo a preguntarme: ¿por qué el interés en criticar estas obras?
El caso de Amar es para valientes, una de las muestras más recientes de literatura piadosa, no deja de presentar dificultades para su análisis. Su autor Itiel Arroyo nos abre su “corazón” para contarnos algunas de sus experiencias más íntimas: su primera relación sexual, la complicada relación con su papá, las amonestaciones que le han hecho sus amigos, así como algunos pecados que ha cometido. El interés de Itiel está claro desde el principio y es el de cualquier otro libro piadoso: que sus experiencias y su conocimiento sirvan, en este caso, a las y los jóvenes para que puedan caminar en el día a día por y hacia donde Dios quiere llevarles.
No obstante sea difícil, hablar críticamente sobre libros de vida cristiana se impone hoy (en escenarios altamente diversos como los nuestros) como una tarea necesaria. ¿Qué experiencias son las que deciden contarse a los demás?, ¿con qué propósito? ¿Cuál es el método de escritura de esas experiencias? ¿Cómo son los procesos de reflexión que están detrás? ¿Qué imagen de Dios, de la iglesia y del creyente joven queda expresada en el libro? ¿Cómo se sitúa el libro en relación a su contexto espiritual, teológico y social?
Este video es un intento de responder a esas preguntas y de iluminar mejor la lectura (para quien ya la haya hecho o quiera hacerla) de Amar es para valientes.
Ha publicado los poemarios "Todavía mañana" (Mantis Editores, 2013) y "Godfully" (Diablura Ediciones, 2015). También escribió, en colaboración con Keila Ochoa Harris, "Profetas menores para los menores" (Ediciones Las Américas, 2014). Fue ganador del Concurso de Escritores del San Miguel Writer’s Conference 2018, del Certamen González-Waris 2018, y de los Juegos Florales Ramón López Velarde en 2017. Actualmente realiza los estudios de Doctorado y es profesor en la Facultad de Filosofía de la UAQ. México.