Hola, me llamo Cristian, pero puedes decirme Cris. Crecí en una familia católica de la cual heredé la fe en Dios. Hice mi primera comunión a los nueve años, iba a misa cada ocho días, comulgaba, me confesaba, y participaba con infantil gozo en casi todos los rituales que la típica familia católica colombiana promedio celebra. Como adolescente rocanrolero, de pelos paraos, correa con puntas metálicas y ropa negra, empecé a cuestionar las cosas que me habían hecho creer, y a ser referente de rebeldía en mi colegio mariano. Con todo y todo siempre me consideré un creyente. Sin embargo, ya no iba a ningún templo, y trataba de sacarle el cuerpo a las invitaciones a congregarme de mi abuelo el protestante.
Metamos una elipsis: pasaron los años y acepté por fin las invitaciones de mi abuelo. Me terminé bautizando en una congregación el 13 de diciembre de 2009 y, como lo es todo en la vida (y yo lo ignoraba en ese tiempo), empecé un viaje de conocimiento y descubrimiento tanto propio, como de Dios. Pasé por todas las facetas de creyente que puedan existir. Fui el cristiano que quería ser cool, el que invitaba a sus parceros rockeros a la iglesia a ver si ‘ganaba un alma’, fui liberal, legalista, fundamentalista, predicador de corbata, e incluso llegué a gritar ‘amén’ durante varios sermones.
2019 fue, tal vez, el peor año de mi vida. Perdí a mi mejor amiga, mis ingresos se disminuyeron en un 50% y, además, la nena con la que me había venido charlando me mandó a la friendzone. Entré en la depresión más profunda en la que jamás había estado. La congregación a la que asistía, con buenas intenciones, me daba mensajes de tipo ‘hay que hacer mucha oración, hermano’, ‘repita conmigo: Todo lo puedo en Cristo’, ‘eso es el diablo, hermano, le hace falta doblar rodilla y madrugar a estudiar la Palabra’. No los culpo. Creo que cada quien me quiso ayudar desde lo que conocía. Traté entonces de ‘consagrarme’, de ‘doblar rodilla’, como decían, y madrugar a leer ‘la Palabra’, pero entre más me esforzaba y participaba en rituales, más grande era el vacío.
Una noche de insomnio salí al parque a caminar y decidí hacerle frente a Dios, lo encaré y le dije, de manera desinhibida, todo lo que sentía. Me dirigí a él con ira, frustración, y rencor, con ese vocabulario que muchos de nosotros hemos usado para describir a ciertos personajes de la política, con esa creativa jerga que conjugamos cuando un fulano se nos atraviesa en el tráfico de la ciudad. Irónicamente, esa ha sido la oración más hermosa, y sincera de mi vida. La primera vez que me encontré con Dios cara a cara, y mi primer paso a dejar atrás al Dios vertical, y acercarme al Dios horizontal, al Dios persona, amigo, hermano, papá, mamá, ese que se puede tocar, abrazar, con el que se puede pelear, que se puede lastimar y que, por eso, sabe lo que es caminar en mis zapatos. Poco a poco fui empezando a re descubrir lo que significaba ‘el reino de Dios ya está entre ustedes’. (Lucas 17:21)
Durante ese proceso nació Cristian Elezeta, (una especie de transliteración de mis apellidos) como mi alter ego en redes sociales, una parte mía que, dejando totalmente de lado el objetivo de ‘ganar almas’, empezó a considerar que hay muchos parceros que, como yo, pueden estar necesitando un amigo, un mensaje de esperanza, de apoyo, un abrazo, empatía, y tal vez lo único que han encontrado es un ‘necesita orar más’, ‘tiene que doblar rodilla’, ‘Dios está al control’, ‘le hace falta ayuno’, ‘toca que escudriñar las escrituras, sumercé’.
Memes, videos, ilustración digital, tertulias, Vlogs, y algo de rock n roll son unos de los recursos que, Como Cristian Elezeta, uso en mis redes sociales para acercarme a mis vecinos, no para evangelizarlos, sino para hablar del evangelio que yo he vivido, no para que vayan al Reino de Dios, sino para compartir el Reino de Dios que me habita, no para ‘ganar almas’, sino para hacer amigos, no para ‘predicar la Palabra, sino para tertuliar.
Creo que hay dos formas de llevar a cabo un ministerio. Una es diciéndole a la gente cómo deben vivir su cristianismo, y otra es contando lo que yo he vivido. Yo he optado por la segunda. Poco a poco, los perfiles de Cristian Elezeta han ido creciendo como un espacio seguro para dialogar, darnos la mano, dudar juntos, construir puentes, partir un pan diferente al que invade usualmente internet y echarle leña a otro fuego que vale la pena hacer crecer.
Encuentra a Cristian EleZeta en:
Cristian López Zuleta, conocido en redes sociales como Cristian Elezeta, es licenciado en lingüística y pedagogía, escritor apasionado, y músico de pasatiempo. Creador de contenido teológico en redes sociales.
Me encanto, muchas gracias por hacerme ver un Dios más cercano, más amigo. Me siento identificada con la historia
Gracias, Luisa. Me alegra que compartir esta experiencia haya sido de enriquecimiento para ti. Te mando un abrazo!
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Jajaja, dejaste el punto siguiendo mis instrucciones? Qué tal te pareció?
Esto demuestra aún más que nunca es tarde iniciar un acercamiento real con Dios.. aveces no somos sinceros ni con nosotros mismos, y como en la historia En una simple caminata al parque pudiste decirle todo y tratarlo tal vez como a tu mejor amigo !! Nice post …
Muchas gracias por tomarte el tiempo de leer y comentar, parce. Me alegra leer que te haya tocado. Te mando un abrazo lleno de paz 🤗
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Jajaja, ya sé quién está detrás de este comentario 😆 Eres mi anti religioso favorito, si esa respuesta buscabas ❤️
Jajaja, ya sé quién está detrás de este comentario. Eres mi anti religioso favorito, si esa respuesta buscabas.