Mi problema con la cultura de la pureza – Parte 2

En esta segunda parte les comparto algunas de las características de esta doctrina, en donde logro entender un poco más por qué le hizo tanto daño a tantas personas por enseñarnos a crear expectativas falsas e idealistas acerca de encontrar pareja.

La cultura de la pureza está altamente influenciada por la cultura de la prosperidad (en este caso, sexual). Además de ser una cultura que nos hace temerle a la  soltería como algo terriblemente malo, casi como un castigo divino y que seguro si pasamos después de los 25 solteros fue por “no haber hecho las cosas bien”, entonces voy a compararlo con el diezmo: una cosa es diezmar porque quiero honrar a Dios con mis finanzas, y a manera de gratitud o de honra darle el 10% o lo que realmente me nazca y pueda dar, hasta ahí todo chévere; y otra muy diferente es diezmar para que Dios me prospere, la segunda es como una transacción en donde Dios no me bendice por quien es Él sino porque diezmo, o en el caso de la pureza sexual entonces me bendice no porque es bueno sino porque me mantengo sexualmente puro hasta el matrimonio, cumplo todas las reglas, reprimo completamente mis deseos, me esfuerzo por esperar al supuesto idóneo y entonces ahí sí me bendice.

 
 

Para mí es muy similar a las iglesias donde nos dicen que si pactamos con plata, Dios nos da una bendición, nos sana de una enfermedad o nos regala una casa, es una estafa y es una manera de engañar a las personas. Los jóvenes seducidos por las expectativas de mantenerse sexualmente puros hacen hasta votos de castidad y unas promesas super extremas a Dios, como no fijarse en nadie, que no nos guste nadie, y si alguien nos gusta convenimos en alejarnos hasta que el Espíritu Santo nos diga que tenemos luz verde, (a veces son los líderes quienes imponen estos ayunos, cosa que me parece un control excesivo y un abuso sicológico); si esto no se cumple, entonces dejamos a la mitad de una relación a alguien con la excusa de “Dios me dijo que no”, etc.

Esto lo mencioné en la parte uno pero no les dije el origen y es este: la doctrina  de la prosperidad; de aquí nace la idea que una pareja es un premio por habernos portado bien, y que la soltería o un matrimonio que no funciona es algo así como un castigo por no haber esperado de la manera correcta. 

Como consecuencia nos convertimos en cristianos morrongos o hipócritas. Si seguimos construyendo nuestras relaciones o abstinencia desde las reglas y el legalismo, nuestra cultura va a estar determinada por la morronguera o hipocresía, la culpa, la doble moral, entre muchos otros aspectos que, no sé si lo han notado, pero están ahí en las iglesias como un cáncer. Sí, “mi pueblo se perdió por falta de conocimiento” (Oseas 4:6). Argumentar que lo mejor para cuidar nuestra virginidad y corazón es LA ignorancia, solo lograremos despertar más morbo, vergüenza por tener deseos y una obsesión peor por el sexo.

Los solteros entonces comienzan a llevar doble vida, o se reprimen tanto que cuando ya no quieren saber más de Jesús lo primero que hacen es buscar con quien acostarse, cuando su identidad espiritual ha estado tan definida en términos de abstinencia sexual es como un desahogo, y esto es delicado, porque un ser humano tiene que conocerse muy bien y dejar de tomar decisiones basado en reglas, esto es un yugo, y si entonces la razón por la que “nos controlamos”, por así decirlo, es por el ambiente en el que estamos o el líder que nos vigilaba 24/7, quiere decir que somos unos esclavos completos; a Jesús le costó mucho nuestra libertad como para que no podamos simplemente tener vidas equilibradas a no ser que tengamos un policía encima, esto es falta de madurez, porque alguien que siempre se recuesta en líderes, en pastores, en Joshua Harris, o aún en el mismo Dios para poder tomar decisiones, es alguien que siempre va a encontrar un culpable para las consecuencias de sus decisiones, aun si el responsable es él mismo.  

Lamentablemente, como en las iglesias uno se acostumbra a tener líderes o pastores, muchas veces el rendir cuentas o ser discipulado se convierte en una excusa para depender como niños de estas personas, es por eso que una vez alejados no sabemos tomar decisiones sabias. Yo en esto le agradezco a Dios haber tenido una mamá que no es cristiana, porque siempre me mantuvo con los pies en la realidad y me enseñó que yo debo ser la misma dentro o fuera de casa, dentro o fuera de una iglesia, siempre me guio a tener un equilibrio,  a ser íntegra y si bien en algún punto yo pensaba que mi valor estaba en mi virginidad, luego entendí que eso no me definía, y las decisiones que sigo tomando son para honrar con mi vida entera a Dios, no solo con mi cuerpo.

El estar o no en una iglesia no debería determinar nuestro comportamiento, esas decisiones las debemos tomar nosotros porque somos nosotros quienes construimos nuestra personalidad y nuestro carácter. Yo conozco jóvenes que han llegado a acosarme a mí sexualmente y a acosar amigas, que quizás siempre les gustaron, porque una vez que deciden dejar de reprimirse por la religión es como si explotaran porque “ya no están juiciosos como cuando estaban en la iglesia” y son un derroche de morbo; no saben manejar su área sexual porque, en lugar de ser seres normales con un crecimiento integral que les permitiera con madurez lidiar con cada área, estaban era cumpliendo reglas, eso solo hace que sus deseos sexuales se conviertan en luchas y que se llenen de morbo, en vez de ver el tiempo de esperar como un proceso natural de preparación en donde están aprendiendo cómo tratar a una mujer en un futuro, donde están aprendiendo a respetar amar y cuidar. Es mejor promover la integridad, mas no una falsa pureza que no está basada en quien nos hizo puros, que fue Jesús, sino en genitalidad básicamente.

Fantasías y expectativas poco realistas

Toda esta doctrina, que por supuesto te promete alcanzar el cielo en tu vida sexual apenas te cases por el hecho de haberte metido en una burbuja para “no pecar”, alimenta tantas fantasías y expectativas poco realistas, que si sumamos esto a las películas de Disney y a las novelas latinas, son un cóctel de ideas tontísimas acerca del amor.

En mi opinión, algunos conceptos que creemos que son bíblicos o basados en principios bíblicos vienen también influenciados por la novela y la era dorada de Disney, no nos mintamos: somos latinos, consumimos novelas, y si no las consumimos nosotros las consumieron nuestras familias, así que tenemos en nuestro imaginario un montón de ideas, ya sea de las novelas o de la era dorada de Disney: la idea del príncipe azul, la idea de que ser virgen es ser más valiosas, la idea de que debemos ser conquistadas sin mover un dedo porque la conquista le corresponde al hombre y a nosotras nos corresponde ser halladas, la idea que una verdadera historia de amor debe venir envuelta en un gran drama porque todo lo que es valioso requiere un sacrificio, así que probablemente si no te sacó unas cuantas lágrimas antes de declararse, no fue amor;  la idea que el destino los une y no es decisión de ninguno de los dos sino providencia el hecho de estar juntos, que nuestra vida sólo está completa cuando encontramos a esta persona que es “el gran amor de nuestra vida”, que hay que tener una amistad larga, un noviazgo corto y que eso garantiza un matrimonio para toda la vida…

GARANTIZA… este es uno de mis grandes problemas, que seguramente no sólo pasa en esta cultura: el creer que si seguimos ciertos pasos o una simple fórmula eso GARANTIZA un resultado, cuando en las relaciones el tema es mucho más complejo que eso.

Por otro lado, la cultura de la pureza nos lleva a idealizar una persona que se convierte en el imaginario que creamos y que muchas veces idolatramos como una pareja soñada para el resto de nuestras vidas; imaginamos escenarios, imaginamos una personalidad e incluso un físico, pero si somos cristianos aun más exigentes, idealizamos que esta persona debe tener un llamado o ministerio influyente. Lo cierto es que super humanizar o IDOLATRAR  a alguien también es deshumanizar, es la razón por la que luego algunas personas se sienten heridas más allá de lo normal, cuando alguien que han idealizado los rechaza. 

Yo les recomiendo algo y es que examinen qué cosas están creyendo y haciendo en su área sentimental y sexual, examinen con Dios qué cosas no han sido sanas para ustedes y les voy a compartir algo que yo hice: yo tenía, como muchos, un ideal en mi cabeza del hombre con el que pasaría el resto de mi vida, con un llamado, el típico salmista y cosas así, y resulta que cuando conocí a alguien que se asemejaba mucho a esto resultó ser super mujeriego, me mentía, era manipulador (no sean yo). Les sugiero -porque no pretendo hacer una doctrina de esto-  soltar estas expectativas sobre el llamado y la autoridad espiritual que quería en una pareja, porque eso es muy fácil de fingir, alguien que es hijo de pastores o tiene el don de la palabra puede llegar a ser pastor, o alguien famoso en nuestra cultura pop cristiana y eso no define su carácter; y como la cultura de la pureza está tan ligada a la de la doctrina de la prosperidad pues siempre nos venderá la idea de que entre mayores méritos hayamos hecho en nuestras congregaciones y con la pureza sexual entonces eso nos garantizará un ministerio que será de “impacto a las naciones”. 

Yo pasé de esto a escoger a mi pareja por la integridad y el amor, al notar cómo trata a las personas y que sea el mismo en todos lados, obviamente alguien bueno e íntegro, no íntegramente malvado, creo que esto es más importante a que predique o cante como los ángeles, los planes de Dios y lo que él desea para nosotros es mucho mejor de lo que nosotros imaginamos o pedimos. Si quieren escoger bien, entonces más que un llamado piensen que con esa persona que se van a casar van a pasar hasta los primeros de enero, las cuarentenas si es que vienen más, así que tiene que ser una buena compañía, amoroso, comprensivo, respetuoso, y no alguien maltratador y que solo sea alguien agradable cuando está en una tarima o en el ministerio. 

NADA nos garantiza que una relación va a funcionar o fracasar, cuando se trata de dos seres humanos compartiendo la vida… absolutamente todo es impredecible.

Por último quiero invitar a las mujeres a no idealizar a Jesús como un novio, no deberíamos alimentar fantasías en donde él es un príncipe azul, lo recomiendo por salud mental y porque él es mucho más que un novio, mucho más que un romántico que da serenata y llega con flores. ¿Nos llena de detalles la vida y restaura nuestras emociones rotas? ¡Por supuesto que sí! Pero imaginarnos un romance con él pretendiendo que con esta “estrategia” guardamos nuestro corazón, tal y como lo enseñan en algunas iglesias muy pop, es un poco perturbador.

Aprender a manejar nuestras emociones, desarrollar la inteligencia emocional, aprender a cultivar amistades sanas y aprender a no entregar nuestro corazón apresuradamente es mucho más sabio que inventarnos a un Jesús ficticio para que sea nuestro novio mientras llega un novio de carne y hueso. Y no: tampoco un ángel se va a enamorar de ti, ni Jesús te va a escoger entre toda la iglesia como su esposa; no quiero ser dura con las fantasías de algunas mujeres, pero sí es sabio que alguien nos diga de vez en cuando que vivir en un mundo de fantasía no es sano.

La mejor manera de honrar y adorar a Dios con nuestra vida, es ser inmensamente felices con nuestra realidad actual. 

Artista plástica de la ASAB y realizadora audiovisual. Actualmente vivo en Bogotá, tengo 30 años y soy cristiana hace 15 años. Estudié en YWAM en Nuremberg Alemania donde pude aprender algunas herramientas para compartir el evangelio a través del arte.

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