Las tentaciones de Jesús

Uno de mis capítulos favoritos de la Biblia es el capítulo 4 del evangelio de Mateo, donde Jesús es tentado por el diablo. La palabra diablo (diábolos) significa “el divisor, el que divide”.

En este texto, las tentaciones de Jesús no son morales y el “diábolos” cuando se acerca a Jesús no le propone hacer algo malo. No le dice: “Jesús, camine nos vamos a Cafarnaúm a robar y asaltamos un banco” No. Las tentaciones a las que se enfrentó Jesús son las tentaciones a las que que se enfrenta toda la iglesia y todo seguidor de Jesús y nos pueden desviar de caminar con él.

 
 

El texto narra que Jesús duró 40 días sin comer, claro que el cuarenta es un numero simbólico que hace referencia a los 40 años que pasó el pueblo de Israel en el desierto. Los cabalistas dicen que el numero 40 tiene el mismo valor que la palabra “cambio”.

Y le dice el diablo: “¿Tienes hambre? Transforma las piedras en pan”.

¿Saben qué significa eso? “Utiliza tu poder en beneficio propio”. Pero no es algo malo. ¿Cuántos de ustedes si pudieran convertir las piedras en pan pasarían hambre? Porque el ser humano sabe usar el poder en beneficio propio.

Por eso la gente es queridísima hasta que la nombran en algo, usted le quiere probar la calidad a alguien, dele poder y ese pedacito de poder que tiene lo usa.

Un día, Jesús le dijo a sus discípulos: “El que quiera ser el primero, sea servidor de todos”. Pues muy bien, Jesús precisamente es Hijo de Dios porque no usa el poder en beneficio propio. Jesús vive de otra manera, piensa de otra manera.

Jesús no convierte las piedras en pan para alimentarse, pero Jesús “multiplicará” los panes para alimentar el hambre de la gente. Y eso debe hacer la iglesia, eso deben hacer los seguidores de Jesús.

Luego el diablo le dice: “Te daré los reinos de la tierra”.

Así sería más fácil, la fe impuesta, la fe obligada, ¿y por qué la impondría?. El reino de Dios no se impone, no se obliga, se ofrece con amor, no busca poseer a las personas, ni busca los reinos. ¿En nuestro mundo no se matan las personas por el afán de poseer? Por poseer una tierra llenamos de sangre los campos. Por poseer poder se pasa por encima del que sea.

Pero, ser un hijo de Dios es invitar a las personas a caminar en un proyecto de libertad con Jesús. El hijo de Dios ni usa el poder en beneficio propio, ni quiere obligar ni imponer el proyecto de Jesús a nadie.

Finalmente el diablo le dice: “Súbete a lo mas alto del templo y tírate para que te reciban los ángeles en el aire”.

Esa es la tentación de la fama, del aplauso, la tentación del super milagro para que la gente no tenga más remedio que creer, y nosotros seguimos igual: “hazme un milagro y creo en ti”.

Hasta el último momento le dijeron a Jesús “bájate de esa cruz y creeremos en ti.” ¿Si usted se pudiera bajar de una cruz, no lo haría?

Pero al hijo de Dios se le conoce por su capacidad de amar hasta el límite porque es capaz de dar su vida por un proyecto de amor. Todos los milagros de Jesús son actos de bondad para aliviar el sufrimiento y las dolencias de la gente.

Las tentaciones de Jesús no son morales, son tentaciones vocacionales, son esas voces que llegan a decirnos: “vive de otra manera” y esa es la tentación para los hijos de Dios.

Las tres cosas mas ridículas en el seguimiento a Jesús son: (1) usar el poder en beneficio propio, (2) imponer la fe, y (3) que la gente siga a Jesús por el show.

Hacen daño a la iglesia, hacen daño a las buenas noticias y hacen daño a nuestro proyecto de seguidores de Jesús.

Hola, como están. Soy Sergio (El Dinosaurio de Noé). Les cuento que estoy terminando mi Doctorado, soy Magister en Teología de la Biblia, Especialista en pedagogía y Biblista del Instituto Bíblico Pastoral Latinoamericano. Me dedico a enseñar en la Universidad Psicología de la religión, Hermenéutica Bíblica, Métodos Exegéticos y otras materias relacionadas con la Biblia.

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