La tormenta

En memoria de Esperanza Lozano.

Mi mamá estaba en el hospital muriendo de cáncer y yo le preguntaba a Dios: ¿Dios, tú con qué criterio repartes las cosas? 

¿Acaso yo no voy a la iglesia? 

¿Acaso yo no te busco?

Tal vez tú no la enfermaste pero… 

¿Dónde estás cuando te necesito?

Dónde estás para que me cargues, para que me sostengas, para que me des ánimo, para que la cures, para que recompongas lo roto. ¿Dónde estás?… y yo solo escuchaba el silencio de las paredes de mi casa.

 
 

En ese momento de mi vida me acordé del evangelio de Mateo capítulo 14.  El texto comienza diciendo que Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca. ¿Jesús los metió a la barca? Y yo pensaba que eso no tiene sentido.

Luego, Jesús sube al monte a orar y cuando Jesús está lejos llega la tormenta. Esto es una experiencia que creo que muchos hemos sentido, vemos a Jesús aparte, lejos, y nuestra barca está azotada por las olas y todo lo que queremos hacer el viento lo empuja para el otro lado…

Jesús en la montaña y yo en lo mas bajo, en la tempestad y grito: ¿Dios mío, qué pasa?… Jesús está aparte, yo lleno de miedo a punto de enloquecer. 

Pero luego cuenta el evangelio que a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. Lo primero que hace Jesús en medio de mi angustia es aproximarse, pero yo tan angustiado y tan metido en mi problema no puedo reconocerlo.

Los discípulos, dicen: “¡un fantasma!” Y ¿qué es un fantasma?, algo que no se reconoce, que no se entiende, cuando uno está sufriendo es difícil reconocer a Jesús. 

Grito nuevamente: ¡Jesús!, no es suficiente que te aproximes, necesito escuchar tu voz…

Cuenta el evangelio que, después de hacerle sentir su presencia a los discípulos, les habla: “Tengan ánimo -soy yo- no teman”.

Qué palabras más hermosas. Pero aún no encuentro paz, aún no se calma mi tormenta…

Entonces aparece Pedro y dice: “Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas”.

Si eres tú. Que yo salga de este problema.

Si eres tú. Que mi mamita se sane. 

Si eres tú. Sálvame…

Pedro comienza a caminar sobre el agua en medio de la tormenta, tiene miedo y se hunde. ¿Qué más puede hacer?, su grito desesperado es: “¡Señor, sálvame!”

He sentido tu presencia, he escuchado tu voz, he dado pasos sobre las aguas y ahora me hundo: “¡Señor, sálvame!”

Y en ese momento el texto nos cuenta que Jesús agarró a Pedro, y le dijo: “¡Hombre de poca fe! ¿por qué dudaste?”

¿Por qué dudé?

¿Por qué dudamos que Jesús está con nosotros?

¿Por qué dudé en medio de la tormenta? 

Al final del relato, la tormenta no se calmó hasta que Jesús subió a la barca.

Ese día en medio de mi sufrimiento entendí algo: 

Que esta fe que me enseña Jesús es para cuando las cosas se hunden, para cuando la tormenta está más fuerte. Que esta fe que nos enseña Jesús es para cuando nos hundimos. 

Hola, como están. Soy Sergio (El Dinosaurio de Noé). Les cuento que estoy terminando mi Doctorado, soy Magister en Teología de la Biblia, Especialista en pedagogía y Biblista del Instituto Bíblico Pastoral Latinoamericano. Me dedico a enseñar en la Universidad Psicología de la religión, Hermenéutica Bíblica, Métodos Exegéticos y otras materias relacionadas con la Biblia.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *