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Dios y la ciencia. ¿Un problema cuando leemos sobre la creación?

Recuerdo que cuando empezaba afirmándome en la fe, alrededor de los 17 a 18 años, fue un tiempo donde era muy “celoso” por querer estructurar mi fe y defender a capa y espada lo que decía la Biblia.

En los estudios bíblicos se tocaba temas “polémicos” y uno de ellos era sobre la creación. Con las famosas interpretaciones como la tierra joven (que la tierra fue creada en seis días literales), otras posturas como la tierra vieja (un poco más cercana a los millones de años que dice la ciencia), mientras que había posturas que parecían lidiar entre ambos polos, como la famosa teoría de la brecha,1 que propone meter los famosos millones de años, entre el versículo 1 y el verso 2 del primer capítulo.

En esos primeros años, fue la teoría de la brecha la que más se acercaba a mi entendimiento porque no podía negar que todos los descubrimientos científicos, todos los estudios, indican a una tierra vieja, y que eso contradiga a lo que decía nuestra manual de fe, era caótico. Entonces esta postura parecía un buen puente entre ambos, hasta que conocí, que nada aún conocía.

Mi intensión en este artículo no es desacreditar tu creencia, sino compartir algunos aportes que fui aprendiendo en mis tiempos de formación teológica y desde ya te adelanto, que me gustaría que pongamos a prueba algunas ideas que tal vez estés dando por sentado sin nunca ir un poco más allá de la clásica interpretación. Si no te satisfizo seguir creyendo la historia que aprendiste en la escuela dominical sobre la creación, en relación a lo que hoy nos dice la ciencia, ¡Bienvenido! Nos parecemos que no nos convence una respuesta simplista y entonces esto te será de ayuda.

¿Dónde empezó el problema?

Este debate entre “la ciencia vs la Biblia” se suele asociar con Darwin cuando postula su teoría de La evolución2 a mediados del siglo XIX, sino más bien cuando el astrónomo italiano Galileo Galilei afirmó que la tierra gira en torno al sol, oponiéndose abiertamente a lo que dice el libro de Josué. Donde se cuenta en él una batalla entre los israelitas y los amorreos. La fortuna favorece a Israel, que va ganando la batalla. Pero la tarde avanza rápida, y la falta de luz puede hacer que se desperdicie la ocasión de derrotar definitivamente al enemigo (Ver Jos. 10:12-14).

El conflicto es lógico. Si Josué consigue que el sol se detenga en su carrera, es porque éste gira alrededor de la tierra. Afirmar lo contrario era atentar en contra de las escrituras y por ende contra Dios. Galileo puso fin momentáneamente el debate porque se retracto para guardarse de su vida, pero este problema estaría resurgiendo siglos mas tarde.

Darwin, con su teoría explica el origen de las especies de forma distinta, inclusive opuesta a lo registrado en la Biblia. Mismo la idea de la creación de la tierra en seis días cae por tierra. La edad, crece hasta lo inimaginable, llegando a cifrar en más de cinco mil millones de años.

Con este gran conflicto los cristianos solemos asumir una de las 4 posturas que lo recopile de José Luis Sicre, en su Introducción al Antiguo Testamento y son las siguientes:

1. Despreciar la ciencia.

Una solución para muchos es desprestigiar a las ciencias insistiendo en que una “hipótesis científica” no es una verdad absoluta o indiscutible, en caso de duda, la Biblia tiene la razón sin dudar. Es cierto que las ciencias tienen mucho camino que avanzar y cada hipótesis debe ser sometida a prueba y revisiones continuas. Pero por esta razón no se puede deducir que las ciencias modernas sean inferior al entendimiento que tenían a la “ciencia” del tiempo bíblico. (Sicre, 2000, pág. 19)

Aquí influye mucho la interpretación bíblica. Pues al leer que el relato menciona “seis días”, entonces son tomados literalmente. Pero llamativamente eso es muy selectivo, ya que no se toma literalmente otras cuestiones como que es la tierra la que gira alrededor del sol (a no ser que seas un terraplanista).

2. Negar el conflicto.

Sería un intento de conciliar ambas partes. Un ejemplo sería que la vida, dentro de sus formas más generales surge del mar. Los concordistas dicen que confirma lo que ya decía en la Escritura ya que en Gen. 1:20 los peces son creados antes de las aves, los reptiles y las fieras. (Sicre, 2000, págs. 19-20)

Esta postura adopta muchos creyentes que retuercen el sentido original de las escrituras al tratar de explicar los acontecimientos naturales. Procurando de hacer encajar ciertos pasajes para darle relación con la ciencia o lo ya descubierto.

3. Pedagogía divina.

Cuando Dios habla al hombre, se acomoda a sus conocimientos, le dice las cosas tal como puede entenderlas en ese momento. Eso no significa que lo engañe, sino que le habla en su lenguaje o como ellos comprenderían en aquel entonces. Si el hijo de un ginecólogo le pregunta ¿de dónde vienen los bebés? El ginecólogo no le explicará el ciclo de vida desde el espermatozoide fecundado en el óvulo hasta en que la mujer de a luz. Va tener que saltarse muchas cosas incluso fundamentales si desea explicar al niño sobre el tema. Lo mismo ocurre en el A.T. Científicamente eran como niños y no iban a poder hablarles de lo que se conoce hoy en día (evolución, astronomía o bioquímica) (Sicre, 2000, pág. 20).

Esta teoría/postura realmente es muy atractiva y de hecho explica muchos acontecimientos que podríamos poner en duda (Por ejemplo ¿Por qué Jesús dijo que la semilla de mostaza es la más pequeña, siendo que hay muchas otras que le superan en lo diminuto?). Una respuesta sencilla sería la “pedagogía divina”. Pero no siempre servirá este recurso, al menos al desarrollar un estudio histórico-lingüístico más objetivo al texto.

4. Analizar los textos bíblicos y captar sus afirmaciones fundamentales.

El “método científico” no es compatible con la ciencia de ahora y ni siquiera busca responder las preguntas que lo hacemos, sino que determina una visión del mundo y quita sus valores fundamentales, compatible con cualquier modelo científico moderno o futuro. El mismo relato de la creación nos muestra que su intención no es de conciliar con la ciencia de hoy en día: (la luz creada de forma autónoma, independiente al sol y las estrellas; la existencia de la vida vegetal antes de que el sol sea creado, cosa que sabemos que es imposible). (Sicre, 2000, pág. 21)

El relato de la creación usa modelo de su tiempo, para poder expresarse de algún modo. Son compatibles con cualquier teoría científica presente o futura que no niegue la existencia de Dios.

Inclusive uno pudiera tomar ejemplos de los dos relatos escritos en Génesis, ya que hay diferencias entre el capítulo 1 y el 2.

En el capítulo uno el medio para crear de Dios es exclusivamente la palabra. Da la orden y se cumple; en el capítulo 2 Dios aparece como un alfarero que moldea de arcilla a Adán, igual que a las fieras del campo y los pájaros del cielo; o como un artista que trabaja la costilla del hombre para sacar de ella a la mujer. Otro ejemplo sería el orden de la creación, mientras que en el primero se trata de vegetales, peces, pájaros, animales terrestres y la humanidad (hombre y mujer son creados simultáneamente), en el segundo capítulo es: Adán, vegetales, animales y pájaros, Eva. Podríamos continuar el punto de comparación, pero hasta aquí los ejemplos.

Conclusión

¿Es todo esto una intensión de desestimar a la Biblia? ¿Un intento más de desacreditarla? No, sino más bien es un intento de ser fiel al sentido real de lo relatado. Olvidamos que nuestro libro de fe, es eso: “un libro de fe”. No intenta darnos las respuestas científicas tal cual vamos conociendo con los avances.

El deseo es que seamos “más bíblico” no al sostener posturas literalistas de la Biblia, sino ser realmente más bíblico al comprender el sentido o mensaje que se estaba transmitiendo en ese entonces para su pueblo, como también nos pueda servir a nosotros.

Ya sea que el hombre haya sido creado por sólo “la palabra”, por el barro, o por evolución o por una especie inferior, no afecta el contenido esencial del mensaje bíblico. “La Biblia no nos enseña cómo está hecho el cielo, sino cómo se va al cielo”. (Sicre, 2000, pág. 21)


Fuente principal

Sicre, J. L. (2000). Introducción al Antiguo Testamento (7ma ed.). Navarra, España: Verbo Divino.

Marcelo Centurión es conocido como Chelo Acuña en las redes sociales, es licenciado en Teología del Instituto Bíblico de Asunción, Licenciado en Marketing y posee un título técnico en Diseño Grafico. Es líder juvenil, apasionado por las nuevas generaciones.

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