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Vestimentas y redención: Dos conceptos íntimamente relacionados en la narrativa bíblica

En el presente artículo recorreremos rápidamente la Biblia, para explorar el cuidado de amor de Dios—y el trato con Su pueblo—representado a través de la analogía del cambio de vestimentas y empleado por diversos autores bíblicos.1 También veremos cómo a lo largo de ambos testamentos, el uso de prendas de vestir—ya sea literal o simbólico—suele tener implicancias redentoras.2

Veremos que en la literatura bíblica el uso de la vestimenta presagia la redención y, por lo tanto, tipifica este tema. “Significados literales y figurativos están entrelazados” y “[a través de] una sencilla progresión, la literal inversión y desinversión en prendas de vestir se vuelve evidentemente metafórica de los estados espirituales”, explica el Diccionario de Ilustraciones Bíblicas.3

Notaremos “que uno puede trazar todo el esquema de la teología bíblica y la historia de la salvación a través del asunto de la vestimenta”.4 Lo que nos lleva a la primera aparición de estas imágenes.5

¿Qué llevas puesto?

En Génesis 3:21 recibimos la información de que Dios hace “túnicas de pieles” para Adán y Eva e, incluso, que está involucrado en vestirlos. Así, Dios cubre la vergüenza de nuestros antepasados. Pese a que ellos intentan hacerlo por sí mismos (v.7), sus acciones son insuficientes.6 Al respecto, Walter Brueggemann comenta: “Dios hace (3:21) para la pareja lo que ellos no pueden hacer por sí mismos (3:7). No pueden lidiar con su vergüenza. Pero Dios puede, quiere y lo hace. Ser vestidos es ser provistos de vida.”7 Así, desde el momento de la caída, “se requieren vestiduras apropiadas para entrar en la presencia del santo Dios”.8

Pero para obtener “túnicas de pieles” se necesita la muerte de un animal (¿ya presagiaba esto la necesidad de un sacrificio?).9 Las prendas que vemos aquí verifican que el pecado y la vergüenza han entrado en la historia humana y que Adán y Eva ya no pueden “caminar ante la deidad en inocencia (2:25)”.10 Por eso, Dios viste a la pareja y muestra Su “cuidado tierno” para con ellos.11 Razón por la cual este “acto positivo y amoroso”12 se identifica como uno “de carácter salvífico”.13

Vemos así, en este relato del Génesis, el carácter reconciliador de Dios, siendo Él quien toma la iniciativa de restaurar la relación del ser humano con Él mismo.14

Aunque existen muchos otros escritos en el Pentateuco con referencias a este asunto,15 avanzaremos ahora hasta el libro de Rut para ver lo que tiene que decirnos al respecto.

Una escena algo íntima

En Rut 3:9, leemos que Rut se acerca a Booz en el lugar donde se trilla el grano y se acuesta a sus pies. Cuando Booz despierta, y se encuentra con esta escena algo íntima, pregunta quién es la persona a sus pies. La respuesta de Rut es: “Yo soy Rut, tu sierva”. Luego dice notablemente: “Extienda sobre mí el borde de su manto,16 ya que usted es un pariente que me puede redimir” (NVI).

En aquellos tiempos, el cubrir con una prenda a una mujer era un acto figurativo, “que según la costumbre del Cercano Oriente significaba ‘el establecimiento de una nueva relación y la declaración simbólica del esposo para proveer el sustento de la futura esposa.”17 También veremos este simbolismo, más adelante, en las imágenes del matrimonio (o boda) y su relación con las prendas de vestir (en Ez 16 y en Ap 19). Por ahora, basta decir que aquí, en Rut, observamos que las imágenes de la boda y el tema de las prendas de vestir también tienen estrecha relación con una imagen de redención.18

Isaías lo predijo

En nuestra investigación sobre las prendas de vestir en la Biblia como imágenes de redención, el pasaje de Isaías 61:10 es uno de los más explícitos acerca del tema. En él leemos: “…me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia”. Y esta figura continúa luego con el símil de los preparativos de la boda y el vestido sacerdotal. Meredith G. Kline comenta al respecto: “[Mientras] Isaías equipara la investidura salvífica con el atavío de un novio-sacerdote (Is 61:10e). Ahora podemos observar que esta investidura se equipara [también] al atavío de la novia (Is 61:10f).19

Así, Is 61:10 culmina con el profeta hablando de “la esperanza por una era caracterizada por la rectitud”,20 la misma que será inaugurada por el Mesías (11:1-9) y no tendrá fin (9:7). Andrew Bowling relaciona el significado de este pasaje (Is 61:10)—y sus imágenes sobre la vestimenta—con “la justicia imputada de Dios”21 de la siguiente manera: Cuando las obras justas de la nación (y las del individuo) son vistas como “trapo de inmundicia” (64:6), Dios le quita estas vestiduras y le da a Su pueblo “vestiduras de salvación” rodeándolos “de Su manto de justicia”. Antes (59:17) también se describe a Dios mismo como Aquel que pone “la justicia como coraza”, y cubre “con yelmo de salvación en su cabeza”.22

Una vez más, es Dios quien viste a Su pueblo. Esta vez lo hace con Su justicia y salvación. Vemos, por lo tanto, que Isaías desarrolla aún más el tema de Génesis 3 y lo relaciona de forma más estrecha con la regla mesiánica y su característica redentora, enfatizando en el carácter justo de Dios.

Te vi ahí acostada

Al igual que Isaías, Ezequiel también pone la figura de las prendas de vestir y sus analogías redentoras en el lenguaje de la boda (61:10; 62). En Ezequiel 16 vemos al profeta relatar la historia del éxodo en la alegoría de un compromiso. Y en el versículo ocho (v. 8) vemos las mismas imágenes que ya habíamos visto en Rut 3:9. Dios dice: “extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez”. Así, aplicando el lenguaje del compromiso a lo largo de este capítulo, el profeta informa cómo Dios vistió a Israel con lujosas prendas23 de boda (v. 10) y cómo adornó a Su esposa con materiales preciosos (vv. 11-12), restituyendo su dignidad.

Lamar Eugene Cooper comenta al respecto que “[todas] las figuras utilizadas en la descripción eran recordatorios del cuidado providencial que Dios le dio a Israel desde la época de Abraham hasta que fue nación y en adelante.”24 La redimió y la sacó de Egipto y desde su sangre25 la llamó a vida (v. 6). Tuvo compasión de ella y entró en una relación comprometida con ella. Así mismo, Kline explica:

El Señor lleva a su novia-nación a la unión comprometida a través del promisorio acto de cubrirla con su túnica de Gloria y de vestirla con ropas según el modelo de su Gloria; de modo que ella se ubique delante de él transformada a la imagen de su Gloria.26

Vemos entonces a un Dios lleno de gloria que, para entrar en una relación correcta con Su novia, la reviste de Su propia gloria.

Con todo eso, sin embargo, Israel tomó las prendas dadas por su esposo para interpretar a una prostituta (vv. 16, 18). Retratando de esa forma cómo es despreciado el amor redentor, de Aquel que la llamó de su propia sangre. Aun así, Dios le dice que se acordará de Su compromiso con Israel y establecerá uno eterno con ella (v. 60).

Prendas llenas de maldad

Continuemos recogiendo el tema desde otro libro profético: el libro de Zacarías. El profeta, en una de sus visiones (Zac 3) ve al sumo sacerdote, Josué, de pie ante el ángel del SEÑOR. Satanás también está presente y acusa a Josué. Aunque no se menciona de qué lo acusa, podrían estar exponiéndose los pecados de Josué y del pueblo de Judá vistos en el versículo cuatro (v. 4).

Josué es descrito como uno vestido con “vestiduras viles”27 (v. 3), que es símbolo de los pecados (cf. Is. 64:6) del pueblo de Judá, al cual él representa. Por lo tanto, se ve que las acusaciones de Satanás son válidas. Sin embargo, el ángel del SEÑOR no responde con juicio, sino con gracia: “Quitadle esas vestiduras viles”, es su voz de amor. Y no sólo le quita las prendas sucias, también lo viste con “ropas de gala” (v. 4). Ahora Josué está limpio y puede estar de pie ante Dios, libre de todo cargo. Bowling extrae de este pasaje y de Is 61:10 la aplicación apropiada:

Las buenas obras propias del individuo son trapos sucios (Is 64:6; cf. Josué en Zac 3:3) que Dios quita y luego viste con las suyas en salvación y justicia (Is 61:10). Entonces, al igual que Josué en la visión de Zacarías, los hombres vestidos con la justicia de Dios pueden pararse ante Él.28

Así, una vez más, podemos ver la incapacidad humana para hacer frente al pecado (cf. Gén 3:7) y la iniciativa del SEÑOR29 que, en Su gracia, limpia a Sus hijos de su culpabilidad.

Por otro lado, la frase “y el ángel de Jehová [SEÑOR] estaba en pie” (v. 5) significa que el ángel del SEÑOR está “aprobando y dirigiendo la purificación, vestimenta y coronación de Josué sobre la base de que la justicia y la misericordia de Dios le estaban siendo restauradas.”30 Esta es una imagen de la salvación final de Dios a través de la vid (v. 8), es decir, el Mesías.

Luego de haber tratado algunos pasajes del Antiguo Testamento, nos moveremos hacia el Nuevo Testamento. En él, las imágenes de la vestimenta son especialmente abordadas por el apóstol Pablo31 y el apóstol Juan.32

Pablo el modista

El cambio de prendas de vestir como analogía redentora en la literatura bíblica concluye en Jesús el Cristo y Su obra. En su epístola a los Gálatas, Pablo les recuerda a los creyentes, “de Cristo estáis revestidos” (Gál 3:27),33 teniendo el trasfondo antiguotestamentario de pasajes como Is 61:10; 64:6; y Zac 3:3, en mente.34

Lo mismo hace en Col 3:9-10 donde les trae a recuerdo que ellos se han “despojado del viejo hombre… [y se han] revestido del nuevo”. Sin embargo, en Colosenses este panorama tiene también implicaciones éticas. Esto se puede ver en la adición de “el viejo hombre con sus hechos.35 Si bien estos versículos también son de naturaleza ética, el impulso principal es soteriológico. Douglas J. Moo comenta al respecto:

[Para] Pablo, el “viejo yo”, o “viejo hombre”, es ante todo Adán y el “nuevo yo”, o “nuevo hombre”, es Cristo. Tenga en cuenta, a este respecto, que Pablo puede hablar de “ponerse a Cristo” aparentemente como paralelo a “ponerse el nuevo yo” (Gál 3:27; Rom 13:14). Por lo tanto, es de nuestra identificación “adánica”, con su servidumbre al pecado, de la que nos hemos “deshecho” al venir a Cristo; y es nuestra identificación “crítica”, con su poder sobre el pecado, la que nos hemos “puesto”.36

Este “nuevo yo” es “creado a la semejanza de Dios con verdadera justicia y santidad (Ef 4:24). En estos pasajes las palabras “revestirse” o “despojarse” dan la impresión de que debe hacerse por medio del esfuerzo humano, pero Peter T. O’Brien observa, con razón, que “vestirse” en Ef 4:24 “tiene una fuerza imperativa implícita, no en el sentido de que van a seguir vistiendo al nuevo hombre, sino de que deben conducir sus vidas a la luz del poderoso cambio que Dios había efectuado.”37 Es Dios quien ha realizado el cambio.38

Así mismo, como ya se mencionó anteriormente, Pablo recoge las imágenes de Is 59:17 en Ef 6:14, 17. Mientras que, en el pasaje de Isaías, Dios está vestido con el “manto de justicia” y “vestiduras de salvación”, Efesios, retrata a un Dios que “da su casco a los creyentes para su protección. Este casco es la salvación misma (el genitivo es uno de aposición: ‘el casco que es la salvación’), e insta a los creyentes a aferrarse a él mientras se involucran en la guerra espiritual.”39 Así, vemos cómo Dios—también en las cartas de Pablo—nos provee vestiduras de salvación para que vivamos en concordancia con esa nueva identidad.

La nueva moda

El tema de la redención culmina en el libro del Apocalipsis. En este tratado de Juan, la ropa y las vestiduras de los santos se mencionan como “lino fino”, que son las “acciones justas de los santos”40 (19:8).41

Si bien, aquí encontramos una tensión teológica entre el v.7 la “esposa se ha preparado” y el v.8 “se le ha concedido que se vista.”42 Esta tensión se resuelve si vemos el trasfondo antiguotestamentario de Is 61:10. Sobre esto, G. K. Beale comenta:

La representación genitiva objetiva de las “obras de Dios para corregir (o absolver) a los santos” o de los “actos justos para los santos” de Dios también se apoya en el uso de la alusión a Is 61:10. La alusión enfatiza la provisión soberana de Dios: la novia es capaz de prepararse y vestirse porque Dios le ha dado su ropa para que la vista.43

Grant R. Osborne también comenta y añade:

[Las] imágenes sugieren tanto pureza como victoria […]. Estas son las prendas de boda de la novia, como en Is 61:10 […]este fino lino egipcio indica la llegada de la novia y la realización del plan de salvación de Dios.44

Vemos, entonces, cómo las prendas de “acciones justas de los santos” llevan aquí una connotación de victoria por el cumplimiento del plan salvífico de Dios.

Conclusión

En este rápido recorrido bíblico hemos visto cómo el trato de Dios con su pueblo se muestra por la analogía de la ropa y el cambio de vestimentas para demostrar diversos aspectos de Su carácter redentor.

Así, en el relato con Adán y Eva vimos principalmente la iniciativa reconciliadora de Dios, siendo Él, siempre, el primer interesado en restaurar a Su pueblo. Luego, el relato de Rut con Booz nos da la premisa histórica de cómo en la cultura hebrea el vestido está íntimamente ligado a la figura del matrimonio, también en su aspecto redentor. Figura del cuál, luego, echarían mano los libros de Isaías, Ezequiel y Zacarías para explicar la analogía de la redención. De forma que, mientras en Isaías se nos describe a un Dios listo a imputar Su justicia sobre Su novia; en Ezequiel, vemos a un Dios listo a compartir Su gloria con Su desnuda esposa, restituyéndole su dignidad. Y, finalmente, Zacarías enfatiza el carácter misericordioso de este cambio de vestiduras ofrecido por Dios a Su pueblo.

Pasando al Nuevo Testamento, vimos a Pablo utilizar estas referencias antiguotestamentarias para recordarnos a los hijos de Dios que estamos revestidos de una nueva identidad bajo la cual ahora podemos hacer frente a los retos de la vida cristiana. Finalmente, en Apocalipsis el uso de prendas da testimonio de la victoria y culminación del plan salvífico divino.

Si bien somos incapaces de presentarnos ante Dios como un pueblo santo y sin mancha, recordemos, Dios mismo está dispuesto a vestirnos de Su justicia, para que nuestra vergüenza por nuestra desnudez (o por nuestras “prendas” sucias de pecado) se cubran de Su manto glorioso de salvación.

Candidato a PhD de la University of Aberdeen. Profesor del Nuevo Testamento en el Instituto Bíblico Sinodal de Arequipa. Estudios bíblicos y teológicos de Moody Bible Institute (EEUU), Trinity International University (EEUU), Evangelische Theologische Faculteit (Bélgica). Alemán.

Ministro de la Asociación Iglesia Bíblica Cristiana en Perú. Licenciado en Administración, especializado en Comunicación organizacional. Cursa estudios de teología en el instituto Integridad y Sabiduría de República Dominicana.

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