brown cable bridge

El “kerigma” que cruza el puente

La predicación acomodada

Todos los días de camino al trabajo me es necesario pasar por un viaducto (puente), cruzar, para llegar a Fernando de la Mora y también al final del día me es necesario nuevamente pasar, pero esta vez por debajo. Tal viaducto o puente me ha llevado reflexionar sobre la “proclamación, anuncio, predicación o comunicación” del evangelio o, en general, sobre el mensaje de la Biblia.

La palabra que ven por título, “κήρυγμα-kerigma”, es una palabra en griego que traducida es “proclamación hecha por un heraldo o emisario”; de igual manera, “ser heraldo” en griego sería “κηρύσσω-kerusso” (otras traducciones pueden ser: “predicando”, “publicar” “pregonar” “se proclamará”, pero mucho depende del uso que se da dentro del contexto bíblico, pero cada uno hace referencia a la “predicación” del evangelio). Se pueden encontrar tales referencias en: Ro. 16:5; 1 Cor. 1:21; 2:4; 2 Tim. 4:17. Kerusso nos habla de la acción, pero “κήρυγμα-kerigma” se refiere a la “sustancia de lo predicado en contraste al acto de la predicación”, la comunicación del depósito de todo aquello que Dios ha dado a conocer para que sea proclamado.

Se identifica a un “kerigma primitivo” que predominó en las páginas neo testamentarias como también en la historia de la iglesia. Elfriede de Verón menciona por lo menos siete puntos que contiene el “kerigma primitivo”: El Jesús histórico, los sufrimientos de Jesús, la resurrección, el Reino de Dios, la ascensión o exaltación, Jesús como Señor y el arrepentimiento.

Tal kerigma, como en todos los tiempos, ha respondido a necesidades particulares de su tiempo. Rafael Aguirre dice: “que este kerigma primitivo es un eco a la apologética cristiana contra las objeciones judías al crucificado”, “el kerigma primitivo era una innovación, la salvación no hay que buscarla en la ley, sino en Jesús”. Podemos ver otros ejemplos en Apocalipsis, la predicación de un “Jesús apocalíptico que, como cordero inmolado, venció, trajo salvación y ahora es Señor absoluto y, por lo tanto, hay que vivir bajo su autoridad en obediencia” (Ap. 5); esta confesión era acomodada a la problemática que ocurría para con los seguidores de Jesús en los tiempos en que estaban subyugados a Roma y padecían por todo tipo de “desprecio, exclusión, pobreza, injusticias”.

De igual manera, durante del desarrollo de la Teología, en el desarrollo soteriológico (salvación) en los tiempos de la pre-reforma, reforma y post-reforma, la sustancia del kerigma ha dado su voz, se ha acomodado, se ha adaptado, ha sido “hijo de varios tiempos”. Cuando me refiero a “acomodar”, quiero decir “colocar o poner en un lugar conveniente o cómodo”, no mezclar o diluir la sustancia del “kerigma-evangélico”, sino que ella ha sido colocada, leída, releída, adaptada (sin dejar los fundamentos que hemos identificado anteriormente) junto con las “voces de sus tiempos, de su cultura, de su sociedad” para dar una respuesta con discernimiento a las preguntas de los hombres y mujeres.

Ahora bien, John Stott hablaba sobre “cruzar el abismo cultural”, e insto a que los comunicadores cristianaos no deben ser indiferentes ante quienes escuchan su mensaje, ellos deben “construir puentes, ya que hay una grieta profunda que es la separación entre el mundo bíblico y moderno, se debe construir puentes sobre esta ancha y profunda quebrada de dos mil años de cambios culturales”. Nuestra sociedad en particular y los cambios constantes que en ella hay “lanzan preguntas, denuncian, critican, dudan, cuestionan, viven” y a la luz de sus experiencias buscan respuestas a su “situación existencial”, es claro que el tipo de puente (o viaducto) a construir lo determina la revelación más que el “Espíritu de los tiempos o los signos de los tiempos”. La propuesta en este artículo no es la de reemplazar los fundamentos del “kerigma-neo testamentario” sino a que a la luz de las voces (en este caso latinoamericana o paraguaya) y con las herramientas como las ciencias sociales, psicología, la psicología de la religión, la antropología, la historia, filosofía, economía, pedagogía, etc., evaluarlas a la luz de las escrituras para dar una contextualización correcta a la verdad revelada y que sea mejor percibida, mejor entendida, mejor expresada y en formas más adecuadas.

Vale la aclaración: no por el hecho de utilizar la psicología o la filosofía, nos volvemos freudianos, seguidores de Nietzsche o marxistas, hay que dejar de lado el “sesgo cognitivo” y ver que muchas de nuestras teologías y, en especial las sistemáticas, de por sí tienen estas influencias, de la Escuela de Alejandría, de Antioquia, Aristotélica, platónica, neoplatónica, gnóstica.

Bien lo ha dicho Karl Barth: “Con la Biblia en una mano y el periódico en la otra”. Muchas veces cometemos el error de traer enseñanzas o presupuestos que sirvieron a un tiempo específico y lo tratamos de acomodar a nuestra actualidad, lo que debemos de tratar de hacer es “aprender de ellas”, bien lo decía el apóstol Pablo: “Porque las cosas que se escribieron antes, para enseñanza nuestra se escribieron” (Rom. 15:4). Analizar, preguntar, adentrarse, entender cómo es que “hablaron de Dios, de Jesús, de su evangelio” en el contexto en el cual se encontraban, no nos quedemos en el sensus literalis-sentido literal-histórico, sino que crucemos el puente hacia nuestro Siglo XXI y cultura paraguaya, para que el “kerigma-evangélico” y junto con los lentes, la percepción, las experiencias de hombres y mujeres podamos traer esperanza, vida, sabiduría, posibles respuestas, verdad, consuelo, esperanza y mensajes que sirvan para llamar a la obediencia y el compromiso con Dios. Gustavo Gutiérrez lo ha expresado claramente: “la inteligencia de fe o vida de fe no es la simple afirmación o recitación de verdades, sino de un compromiso, de un actitud, de un postura ante la vida”.

Entonces el “kerigma que cruza el puente” es aquel que revela a Dios y revela la condición de los hombres ante Dios, es aquel que, al revelar la situación de los hombres ante Dios, llama a todo hombre a seguir Jesús, es aquel “kerigma” que vive las alegrías, esperanzas, tristezas y angustias de los hombres de nuestro tiempo, es aquel “kerigma” que se adapta a la situación socio-cultural para hablar del mensaje de Dios a los indígenas, los sin-techo, los presos, los niños de la calle, adolescentes huérfanos, familias desconsoladas, destruidas por causa de la pandemia y post-pandemia, es aquel “kerigma” que desafía a todo seguidor de Jesús a la acción, al compromiso, al servicio a los demás.

Creo en la relevancia de este “kerigma” cuando toca el mundo bíblico y se relaciona con nuestro siglo, cuando no queda a un lado del puente, sino que cruza y habla a nuestro “ser” y nos lleva a la práctica.

Para finalizar les dejo esta reflexión hecha por Gustavo Gutiérrez:

“Hacer que la proclamación del mensaje invite al seguimiento significa partir de las vivencias y cuestionamientos del auditor de la palabra, así como de las categorías mentales con las que trata de comprender sus exigencias vitales, toda predicación y teología es y debe ser un dialogo con la cultura de su tiempo”

Fuentes de Reflexión:

  • Gutiérrez, Gustavo, “Teología de la liberación, perspectivas”
  • Aguirre Rafael, “la mesa compartida”
  • Verón, Elfriede, “Teología del Nuevo Testamento”
  • Stott, John, “La Predicación: puente entre dos mundos”
  • De Witt, Hans, “En la dispersión el texto es patria: introducción a la hermenéutica clásica, moderna y posmoderna”.

Soy Santi Morán, un teólogo del camino, que reflexiona acerca de la "Dios, de Jesús, de la fe" con adolescentes y niños.

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