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Depresión, ¿es pecado, pecada o más o menos? – Parte 2

En el capítulo anterior vimos cuáles son las perspectivas que se suelen manejar en algunas iglesias acerca de la depresión, y las contrastamos con algunas ideas teológicas al respecto.

Hoy hablaremos de cuáles son los aportes del psicoanálisis respecto a la depresión. Obviamente no podremos decir todo, solo hablaremos de algunas ideas elucidadas en el psicoanálisis y cómo nos ayudan a comprender mejor por qué nos deprimimos.

Depresión y duelo no son lo mismo

La depresión y el duelo pueden parecerse, pero no son lo mismo. ¿Cuál es la diferencia? Básicamente, en el duelo se sabe exactamente por qué se está mal. En la depresión, si bien puede haber un aparente motivo, no está muy claro o es excesivo el tiempo y es más difuso. Por ejemplo, si mi novio acaba de dejarme puedo estar triste, no querer salir, me puede costar comer, un par de semanas, un mes. Ahora, si sigo exactamente como el primer día del duelo durante un año, ya no es un duelo, es una depresión.

Otra característica para distinguir estos dos fenómenos, que parecen similares, es la presencia o ausencia de deseo. En la depresión se trata más bien de una pérdida del deseo. En el duelo hay otras cosas que me conectan con la vida, que me estimulan, que proyecto. En la depresión no se le ve el sentido a las cosas porque se ha perdido el deseo.

No todas las depresiones son patológicas

Siguiendo en consonancia con el apartado anterior, hablaremos ahora de los aportes de Otto Kernberg a ese fenómeno. ¿Qué dijo este señor respecto a la depresión? Algo muy interesante.

Él dijo algo así como: el punto no es no deprimirse, sino saberlo hacer. Todos las personas sanas tenemos procesos depresivos que nos van “limpiando” el psiquismo. Nos despedimos de cosas, etapas, personas, hacemos duelos, sentimos culpas por nuestros errores, tratamos de enmendarlos, crecemos. 

Ahora bien, en el caso de las estructuras más patológicas como la psicosis o los border-line, dice Kernberg, estos procesos son más conflictivos debido a su fragilidad psíquica. El yo carece de la fortaleza suficiente para atravesar estas tormentas. Entonces, en lugar de pasar por procesos depresivos, se deprime de maneras muy patológicas o entra en una fase maníaca. Gente que se derrumba totalmente, llegando a caer en catatonía, aislamiento total o mutismo por meses.

No te asustes, que no todas las depresiones son psicóticas ni borderline. Lo que intento mostrar es lo opuesto. Poderse deprimir un poco es un índice de salud. Quien nunca se pone triste, quien nunca entra en etapas un poco oscuras de sí, está en condiciones psíquicas mucho peores.

Depresión, agresividad y pulsión de muerte

La depresión podría definirse como un ataque al sujeto, son impulsos agresivos no son bien gestionados. Esa energía se vuelve en críticas hacia la propia persona.

La pulsión de muerte, bien gestionada, puede ayudar al sujeto a romper con lo viejo para proyectarse hacia lo nuevo. Los adolescentes necesitan esta pulsión, por ejemplo, para rebelarse a sus padres y plantear sus propias ideas y deseos.

La necesitamos también para defendernos de las agresiones del otro. Solo será un problema si la hacemos jugar de maneras socialmente no aceptables. Pero es el mismo impulso que nos lleva a hacer justicia en una situación opresiva.

En muchas iglesias se enseña que ser manso es no ponerle límites al otro nunca.  Pronto saldrá un artículo mío en otra revista teológica acerca de esto, les invito a estar atentos y atentas. Allí analizo toda la cuestión de la otra mejilla y la segunda milla a la luz de la teología y el psicoanálisis.

Solo mencionaré que, así como los impulsos sexuales, los impulsos agresivos no son buenos ni malos, todo depende de si se los gestiona de manera favorable a la vida del sujeto y al lazo social, o si se los usa como instrumentos de destrucción.

Tu depresión puede tener que ver, a veces, con tu incapacidad de poner límites, romper, denunciar, quejarte cuando alguien te daña. Por eso es importante que, si estás en esta situación, acudas a un profesional.

Existen casos en los cuales se recomienda la medicación, dado que la caída de funcionalidad de la vida del paciente es grave. Personas que no quieren cuidar su aspecto, o que no duermen, o que no pueden parar de llorar, o no logran comer. También puede darse cuando los niveles de energía son tan bajos que la persona no logra sostener su vida.

Concluyendo…

Espero que hayas disfrutado de estos artículos acerca de la depresión. Te espero en algún otro momento para seguir pensando desde la teología, la psicología y el psicoanálisis en TeoCotidiana.

Psicoanalista. Diplomada en Género y Teología. Columnista en "La Conversación en Curso". Columnista en "Reisyt". Desde su web difunde una mirada crítica hacia las religiones, la fe y la ideología occidental, apostando por la búsqueda de una fe orgánica y descolonizadora. Argentina.

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