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Domingo de pascua: celebrar en la resurrección de Jesús la presencia de Dios en la pandemia

  1. Celebrar a Jesús resucitado desde la situación de pandemia
  2. Domingo de ramos: celebrar la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén
  3. Lunes santo: celebrar en Jesús Resucitado el valor de los pequeños gestos
  4. Martes santo: celebrar en Jesús Resucitado nuestras relaciones interpersonales
  5. Miércoles santo: celebrar en Jesús Resucitado la solidaridad que ha suscitado en nuestro pueblo y en nuestro mundo
  6. Jueves santo: celebrar en Jesús Resucitado “el hombre para los demás”.
  7. Vigilia pascual: celebrar en Jesús Resucitado la fuente y seguridad de nuestra esperanza
  8. Domingo de pascua: celebrar en la resurrección de Jesús la presencia de Dios en la pandemia

Creo que el sentido del tema está muy claro y con los elementos que queremos expresar, en este Himno de las Horas. Reflexionemos sobre él.

Ando por mi camino, pasajero

Ando por mi camino, pasajero, y a veces creo que voy sin compañía, hasta que siento el paso que me guía, al compás de mi andar, de otro viajero. No lo veo, pero está. Si voy ligero, él apresura el paso; se diría que quiere ir a mi lado todo el día, invisible y seguro el compañero. Al llegar a terreno solitario, él me presta valor para que siga, y, si descanso, junto a mí se reposa. Y, cuando hay que subir monte (Calvario lo llama él), siento en su mano amiga, que me ayuda, una llaga dolorosa.

Nuestra fe en la Resurrección la enfocamos como la fe en la presencia de una persona que nos acompaña siempre en nuestra vida, no para decirnos lo que debemos hacer, ni para evitarnos o quitarnos los problemas, sino para darle un sentido a lo que vivimos y hacemos. Desde esa Presencia y ese sentido y a partir de la realidad de cada uno, inventamos, con los otros, las acciones eficaces para vencer todo lo que nos puede destruir.

Guía para la reflexión personal y comunitaria

  • Cómo ha sido tu presencia y la presencia de los otros durante esta cuarentena, cómo te has sentido.
  • Qué encuentras de positivo y de negativo respecto a la Presencia.
  • Iluminar esto con el Evangelio de hoy: Jn. 20,1-9

Preguntarse:

  • Cómo se revela la Presencia de Jesús a cada uno de los tres personajes del texto.
  • Cómo estas reacciones te pueden dar alguna pista para vivir la Presencia de Jesús en lo que estamos viviendo.
  1. Qué consecuencias puedes sacar de lo que has reflexionado esta semana para vivir y anunciar esa Presencia viva de Jesús en medio de lo que estamos viviendo.
  2. Hacer oración a partir de lo que has reflexionado.

Textos para la reflexión

¡Él venció la muerte!

“¡No! Nadie ha visto jamás a Dios pero el Hijo único que estaba al lado del Padre, Él nos lo dio a conocer.”(Jn.1,18) Y habiéndose hecho hombre, Él se puso al lado de la muerte y entró dentro de ella. Este es el acontecimiento máximo de la historia de la humanidad. El único. Por eso solo Jesús es el acontecimiento de Dios para el hombre, el que cambia la historia de la humanidad. Y esto lo realizó Jesús, no de “labios para afuera” predicando un Evangelio insípido, sino bebiendo la copa de nuestra muerte. No haciéndonos el bien “con la punta de los dedos”, para hacernos más irresponsables todavía, sino ofreciéndonos libremente el compartir una vida incorruptible, desde ahora, con tal de que nosotros consintamos a entrar en su muerte por amor, la única que destruye nuestra muerte. Jesús, vencedor de la muerte con su muerte y entregándonos su Persona : he aquí el único acontecimiento de la historia: su Cruz y su Resurrección. No dos acontecimientos sino dos momentos del mismo misterio. La Resurrección de Jesús nos confirma que “el Padre no deja de trabajar”(Jn. 5,17) para acabar la obra maestra de la entrega de amor: el Cuerpo de su Hijo único que ha cargado todo el mal de la humanidad y asumido la muerte. Él la pudo atravesar con su muerte y va a hacerla surgir vivo e incorruptible. Este acontecimiento no se puede describir ni siquiera imaginar.”

Jean Corban. Ir a la Fuente.

Cambiemos de vía

La civilización occidental puede y debe propagar lo mejor de sí misma: la tradición humanista, el pensamiento crítico y el pensamiento autocrítico, los principios democráticos, los derechos del hombre y de la mujer. También debe abandonar su arrogancia.– “La toma de conciencia de la comunidad de destino compartido terrestre entre la naturaleza viva y la aventura humana debe convertirse en un elemento esencial de nuestro tiempo: debemos sentirnos solidarios con este planeta de cuya existencia depende nuestra vida; debemos no solo ordenarlo, sino también protegerlo; debemos reconocer nuestra filiación biológica y nuestra filiación ontológica; es el cordón umbilical que hay que reanudar.– “Hay dos realismos. El primero consiste en creer que la realidad presente es estable. Ignora que el presente siempre está trabajado por fuerzas subterráneas, como el viejo topo del que habla Hegel, que finalmente desintegra un suelo que creía firme (…) El verdadero realismo sabe que el presente es un momento en un devenir. Trata de detectar las señales, siempre débiles al principio, que anuncian transformaciones (…) El verdadero realismo puede proponer ideas que a los realistas oficiales les parecen utópicas. El verdadero realismo sabe que lo improbable es posible, y que lo más importante y frecuente es que en la realidad irrumpa lo inesperado. Como, por ejemplo, el principio del retorno a la soberanía sanitaria y el infringir las reglas presupuestarias consideradas sacrosantas”.

La utopía del mejor de los mundos debe ceder su lugar a la esperanza de un mundo mejor. Como toda gran crisis, como toda gran desdicha colectiva, nuestra crisis planetaria despierta esa esperanza. El humanismo debe regenerar esa gran aspiración permanente de la humanidad a un mundo mejor. Pero, aunque pudiera advenir, ese mundo no sería irreversible. Ninguna conquista es irreversible, ni la democracia, ni los derechos humanos. Ninguna conquista de civilización es definitiva. Lo que no se regenera degenera. la regeneración permanente. Trotski creía en la revolución permanente; nosotros debemos practicar la regeneración permanente”

Edgar Morin. Cambiemos de vía.


Cosas que la pandemia ha puesto en evidencia

  1. Estados Unidos dejó de ser el país líder.
  2. China ganó la 3ra guerra mundial sin disparar ni un misil y nadie se dio cuenta.
  3. Putin es un visionario.
  4. A las malas se puede hacer mucho por el planeta y la humanidad.
  5. Los europeos no son tan educados y cultos como creemos.
  6. El personal de salud vale más que un futbolista.
  7. No estamos equivocados cuando pedimos más para hospitales, menos para la guerra.
  8. Los corruptos están de fiesta
  9. La prevención salva más vidas.
  10. Los niños ocupan un lugar privilegiado para la naturaleza.
  11. La muerte no distingue raza ni estrato social
  12. El sistema bancario colombiano es avaro.
  13. A propósito de trajes especiales para jueces, la estupidez es atrevida.
  14. El trabajador de la salud está solo, abandonado y olvidado. Y aún así, nunca baja la guardia.
  15. No estamos preparados para una pandemia.
  16. Los intereses particulares sobrepasan los sociales.

Sacerdote diocesano. Realizó estudios teológicos en Roma y Lovaina durante los primeros 10 años de su vida sacerdotal y fue profesor de Teología, Antropología Filosofía de la UPB por 5 años más. Luego decidió irse a vivir a medio popular, donde ha ministrado por 52 años, no para hacer obras sociales, sino para que el pobre descubra que tiene que ser sujeto de su propio destino.

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