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Menos reglas, más sabiduría

Cuando entro a algún sitio web para buscar alguna canción para tocar en la guitarra, siempre busco las canciones para nivel intermedio. Puedo decir, sin ser muy optimista, que soy casi un guitarrista de nivel intermedio gracias a que tomé clases con un profesor particular por varios años cuando era adolescente. Durante esos años, yo estaba explorando mi identidad cristiana evangélica, mi relación con la iglesia y con la sociedad. Por esa razón es que tuve conversaciones muy valiosas con mi profesor que, para preservar su identidad, lo voy a llamar Roberto.

Roberto era un excelente músico. Si una canción tenia cuatro acordes, él proponía dieciséis. Yo no podía ni entonar, pero él sacaba y arreglaba las canciones que yo le tarareaba. Por otro lado, Roberto tenía una historia complicada con el alcohol. No solo había afectado su salud sino que también, sus relaciones en el mundo de la música por haber tomado de más y haber hecho cosas que no debía.

Roberto sabía que yo asistía a una iglesia. Hablábamos del tema bastante seguido porque, en general, las canciones que yo quería aprender eran para tocar en la alabanza de la iglesia. Una vez me contó varias veces se había intentado acercar a la iglesia pero que ya no lo hacía más porque el pastor le había dicho que si quería participar tenía que dejar de tocar en bares, restaurantes o eventos que no sean cristianos. Una regla simple. El tema, me comentó Roberto, es que toda su carrera y economía estaba basada en tocar en lugares no-cristianos, por lo que seguir esa regla no era posible. Por eso dejó de intentar con la iglesia. Roberto falleció a una edad temprana, alrededor de los 50 años. Su fallecimiento fue relatado por varios diarios donde lo mencionaron como uno de los diez profesores más destacados de Argentina.

Roberto, a pesar de que intentó acercarse varias veces, falleció lejos de una comunidad de fe porque no pudo seguir una regla que a simple vista parece fácil. Una regla fácil para el que no vive de la música o para quién no tiene una carrera fuera del mundo cristiano. Ese es el problema con las reglas, solo funcionan para cierto grupo y en ciertas circunstancias. Vale aclarar que, si Roberto dejaba su vida musical, quizás hubiese podido mantenerse más alejado del alcohol, pero la cultura hubiese perdido un artista valiosísimo y nadie le propuso una forma diferente de sustentar a su familia. Su vida era la música. Las historias de vida son complejas y las decisiones que tomamos lo son aún más. La cuestión no es hacer una nueva regla que de más o menos libertad, la cuestión es salir del mundo de las reglas. La propuesta de este artículo es que nos movamos del mundo de las reglas al mundo de la sabiduría.

El crecimiento en la vida cristiana debería estar más relacionado a crecer en sabiduría y menos relacionado a saberse las reglas. Incluso cuando decimos sabiduría, a veces la entendemos mal y pensamos que ser más sabio es aprenderse las reglas que ‘dice la Biblia’ y vivirlas. Esto es lo que muchos autores dicen. Por ejemplo, en un libro editado por John F. MacArthur llamado “La Consejería: Como aconsejar bíblicamente” se lee lo siguiente:

Cuando decimos que nuestra instrucción debe estar basada en la Biblia, queremos significar que toda la información que impartimos a nuestros aconsejados para ayudarles a cambiar, debe proceder de las Escrituras. Debe basarse solo en la Biblia y nunca en meras ideas u observaciones humanas.1

El problema con ese párrafo, es que, una de las lecciones más importantes de la posmodernidad, es que todo es contextual. Lucas Magnin dice:

Cada cultura tiene sus características y carencias, sus búsquedas y huecos, sus intereses y desintereses. Cada contexto es como un par de anteojos a través de los cuales miramos la realidad. Mirar el mundo con anteojos es verlo con ciertos matices, aumentos y bordes. Todos nacimos detrás de un par de anteojos y esto representa tanto una posibilidad como una limitación.2

Magnin nos muestra que la posmodernidad revela que, cuando estamos interpretando un texto, lo que hacemos son observaciones humanas limitadas a nuestro contexto y eso es algo que no podemos evitar. Es una limitación. Nadie puede declarar que sabe como interpretar la Biblia y extraer verdades objetivas que son atemporales y se aplican a todo contexto. Quien hace eso, lo que está haciendo es interpretar de acuerdo a su contexto, su clase social, su género, su color de piel, identidad sexual, etc. aunque no lo admita explícitamente Entonces, si la sabiduría no es saberse las reglas, ¿qué es?

Si pensamos en sabiduría, generalmente pensamos en los libros de la Biblia conocidos como libros de sabiduría, que son: Proverbios, Job, y Eclesiastés. John McLaughlin, quién dedica su vida a enseñar sobre esto, dice que “estos libros se enfocan en la reflexión sobre la experiencia humana.”3 Katherine Dell, profesora de literatura sapiencial de la biblia (o sabiduría) explica que es difícil encontrar una oración o frase que describa la sabiduría. Dell explica que están los libros de sabiduría, pero la sabiduría atraviesa e influencia otros libros de la biblia. Por ejemplo, hay salmos que se consideran salmos de sabiduría e incluso la historia de José se considera una historia de sabiduría porque no empieza con relevación divina sino en la complejidad de las relaciones humanas. Otros ejemplos son 2 Samuel 9-20 y 1 Reyes 1-2 debido a que están relatados con un fuerte enfoque en lo humano.4

Entonces, tenemos libros de sabiduría y su influencia está presente en la Biblia. Pero, ¿que es la sabiduría? Para encontrar una definición, podemos extraer algunas ideas de Proverbios 1:2-7:

Para entender sabiduría y doctrina,
y conocer razones prudentes.
Para recibir prudentes consejos,
y justicia, juicio y equidad.
Para dar sagacidad a los incautos,
e inteligencia y cordura a los jóvenes.
Que lo oiga el sabio, y aumente su saber,
y que el entendido reciba consejo
para entender proverbios y enigmas,
y palabras sabias y profundas.
El principio de la sabiduría es el temor al Señor;
Los necios desprecian la sabiduría y la enseñanza.

Proverbios 1:2-7, RVC

Este pasaje combina el termino sabiduría con varios conceptos paralelos para indicar el propósito del libro de Proverbios. Podemos observar que habla de algo generacional y comunitario. El pasaje menciona verbos como entender, conocer, recibir y dar. McLaughlin explica que, en Israel, los sabios presentaban la sabiduría colectiva de la comunidad a la siguiente generación, enseñándoles las cosas que ellos habían experimentado como verdaderas, correctas y valiosas en el mundo. Los dichos en Proverbios, por ejemplo, declaran como funciona el mundo basado en la experiencia de los sabios. Sin embargo, esto es solo conocimiento. El conocimiento se convierte en sabiduría cuando quienes lo reciben, ponen en conversación este conocimiento con su propia experiencia. Al finalizar, McLaughlin explica:

Al entrar al proceso de comparar los dichos de sabiduría con nuestra propia experiencia, podemos concluir que el dicho es incorrecto, al menos en un caso personal, o puede ser que mi experiencia es inadecuada y tiene que ser complementado con la sabiduría del dicho. En un sentido, no importa a la conclusión que se arribe, lo que importa es arribar a una conclusión. De esta forma se ingresa al proceso de reflexión y se integra a la propia experiencia.5

Entonces, sabiduría puede definirse como el proceso de entrar a un dialogo comunitario intergeneracional acerca de como funciona el mundo y la naturaleza de las cosas. McLaughlin dice que los escritores de los libros de sabiduría, o sea, los sabios, mantienen a la vida plena como su objetivo y la motivación para atravesar la disciplina que requiere. Saber como manejarse en la vida nos lleva a la paz (shalom).

James L. Crenshaw explica que los sabios entendían que la revelación de Dios tomó lugar en el momento de la creación. Crenshaw dice que Proverbios 8:22-36 muestra una sabiduría personificada que cubría la tierra. Los sabios entendían que lo Divino ya estaba presente en la creación y puede ser encontrado en las experiencias cotidianas de la realidad. Es decir, todo lo relacionado a la experiencia humana tiene el potencial de revelar algo de Dios. Además, Crenshaw agrega que los sabios estudiaban y reflexionaban para saber que hacer y decir en toda circunstancia. Su principal preocupación eran los misterios más profundos de la vida y no se rendían ante respuestas fáciles, especialmente ante problemas como la muerte y el sufrimiento.6

Vimos que la sabiduría se basa en dichos, incluso a veces en una lista de reglas, pero el proceso no termina ahí. El pastor que aconsejó a Roberto, consideró que la regla de no tocar en eventos no-cristianos era definitiva. Pero para adquirir sabiduría, debemos entrar al proceso de reflexionar sobre esos dichos o reglas y analizarlos en base a nuestra propia experiencia. Cuando tengamos que tomar alguna decisión, en vez de usar una regla, la invitación de este artículo es a seguir los siguientes seis principios para entrar al proceso de ser más sabios.

1. Reflexionar en la experiencia.

Ya vimos que la sabiduría se enfoca en la experiencia humana. Dell nos dice que la sabiduría representa la experiencia acumulada de muchas generaciones, resumida en dichos concisos y memorables para recordar fácilmente, ofreciendo consejos, exhortaciones, y advertencias en los asuntos cotidianos.7 La sabiduría incluye nuestra historia y la historia de nuestra comunidad. Al enfocarnos en la experiencia y reflexionar sobre la misma, podemos tomar decisiones sabias que quizás son diferentes a las que tomaría otra generación o otra cultura.

2. Buscar la sabiduría de la comunidad

Debemos aprender a escuchar a la sabiduría de nuestra comunidad, de nuestros pastores, de nuestros amigos, y entrar en un dialogo con ellos sobre que significa eso para nuestra propia experiencia. Esto también puede significar tomar decisiones juntos, probar algo nuevo juntos, o también no estar de acuerdo en qué es lo correcto. Por ejemplo, Proverbios 26:4-5 muestra dos dichos con dos perspectivas diferentes sobre el mismo tema.

3. Buscar la sabiduría de la tradición:

El Cristianismo tiene una larga historia de interpretar textos bíblicos, de entender el mundo y reflexionar al respecto. Somos parte de esa larga historia. Esto también da lugar la Biblia. Reflexionar en ella en conjunto con nuestra experiencia nos ayuda a crecer en sabiduría. No para buscar ‘verdades definitivas,’ sino para unirnos a su historia intergeneracional y reflexionar junto con el texto respecto a los temas presentes en el mismo.

4. Enfocarnos en la vida plena:

McLaughlin dice que los Israelitas nunca hubiesen separado la vida religiosa de la vida secular. Reflexionamos sobre nuestras experiencias en conjunto con la Biblia porque entendemos que Dios está presente en toda la creación. Dios está presente en la revelación de un profeta, en el llanto de un bebe, y en el acto más cotidiano como servir café. Cada aspecto de la vida está relacionado a Dios y revela algo de Dios.

5. El objetivo es la Paz (Shalom):

Mencioné anteriormente que el objectivo de la sabiduría es aprender a vivir correctamente. La sabiduría se enfoca en todos las complejidades de la vida para encontrar el balance perfecto que nos brinde armonia y paz. Cuando experimentamos la vida como Dios la planeó, alcanzamos la paz. Una decisión sabia siempre lleva a más paz, a más justicia, a más armonia, y a más plenitud. Todos conceptos includos en lo que entendemos como shalom.

6. Nunca abandonar el proceso de reflexionar:

Adquirir sabiduría es un proceso. El proceso de reflexionar en las experiencias debe incluir el conocimiento de nuestra comunidad y de las generaciones previas para ver como su entendimiento se aplica o no a nuestro presente. Este proceso nunca debe abandonarse. Este es un aspecto fundamental de la sabiduría. Una vez que el proceso se detiene, empezamos a caer en la lista de reglas. Por eso el proceso de observar y reflexionar debe mantenerse siempre vivo. Esto también significa que cuando nuestra decisión nos trajo menos paz, menos armonía, menos justicia, entonces añadimos esa información a nuestro proceso de reflexión, corregimos el rumbo y seguimos.

En vez de darle a Roberto la lista de cosas que hacen los cristianos, como amigos, consejeros, o pastores, se lo podría haber invitado a reflexionar sobre que es lo que trae mas armonía y plenitud a su vida, porque eso es lo que Dios también quiere. Sabemos que su pasión es la música, pero si tocar en ciertos lugares termina generando menos paz y menos armonía, entonces quizás haya que cambiar el rumbo. Sabemos que la música es algo que le genera vida, en base a su experiencia, ¿qué momentos y lugares le generan vida al hacer música?, ¿qué tipos de canciones? Podemos recurrir a nuestra comunidad cristiana y quizás conseguir más alumnos así el puede tomar la decisión de no ir a lugares que le hacen mal y al mismo tiempo seguir proveyendo a su familia. ¿Qué dice la tradición cristiana respecto a la música, al arte? Todas esas catedrales llenas de pinturas increíbles podrían decirnos algo al respecto. ¿Qué dice la biblia sobre la música? ¿Qué dice sobre las adicciones? Reflexionar sobre todo esto. Armar un plan, actuar sobre eso, ver si eso produce frutos, volver a reflexionar y si algo no funcionó, ajustarlo y probar y empezar el proceso otra vez. La buena noticia es que, en este proceso, las fallas son parte del proceso y se corrigen. No se condenan. “No hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.” (Romanos 8:1 NVI) Estar unido a Cristo es estar unido a la sabiduría de Dios. Y nunca abandonar ese proceso de reflexión porque una decisión que es sabia hoy, puede no serlo mañana. La sabiduría nos ayuda a conducirnos en situaciones complejas, y la vida es compleja. Por eso necesitamos aprender a ser sabios.

Muchas veces cuando pensamos en sabiduría se nos viene a la mente el budismo o religiones más orientales donde hay sabios ocultos en lugares de montañas inaccesibles que responden a todo con preguntas que nos llegan al alma y nos revelan verdades profundas. Pero la verdad es que todos podemos ser sabios. Es mi deseo que como cristianos podamos recuperar esa tradición de sabiduría y seamos más conocidos por ser sabios que por ser estrictos o por tener una lista de cosas que no hacemos, y que podamos acercar a personas como Roberto a la sabiduría de Dios.

Argentino. En una vida pasada, Ingeniero en Telecomunicaciones, por lo cual todos le preguntan cuando no les anda la compu. Viviendo en Elkhart (Indiana, USA) para convertirse en Master de la Divinidad con ayuda del Anabaptist Mennonite Biblical Seminary. Interesado en construir puentes entre el mundo académico de la Biblia y la Iglesia.

4 thoughts on “Menos reglas, más sabiduría

  1. Sabio comentario, querido Mark!
    Qué pena que nadie haya confrontado al pastor de la iglesia donde se acercó Roberto para decirle que su función era salir a cambiar las reglas que están fuera de la iglesia y no seguir poniendo vallas para entrar.
    Me gusta en lo que te estás convirtiendo, ingeniero! (si esto no son Tele-comunicaciones… qué es!?… que se propague!!)

  2. Gracias amigo por este texto!
    Me sum a tu deseo, de que como cristianos podamos recuperar esa tradición de sabiduría y seamos más conocidos por ser sabios que por ser estrictos o por tener una lista de cosas que no hacemos, y que podamos acercar a personas como Roberto a la sabiduría de Dios. AMEN!!!

  3. Gracias por este artículo,tenemos que mostrar a Cristo el que es vida y vida en abundancia. Que Dios bendiga tu vida y te prepare para este mundo posmoderno tan necesitado de Esa Vida Abundante,mi amado Jesús mi amigo y compañero constante! Me ha dado gran alegría encontrar estás reflexiones!

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