brown wooden boat on sea shore during daytime

Yo, el pescador

Nota de la autora:

Este texto fue escrito para ser representado a modo de poesía slam.

Para disfrutarlo más, es necesario tomar cada espacio seriamente para leerlo.


Estoy esperando que suceda algo. No sé qué exactamente. Toda mi vida esperé sentirme valioso, sentirme útil, y en estos últimos tres años por fin lo había conseguido. Mi vida parecía otra, por fin había encontrado mi lugar, el olor a pescado y a sal se había ido por fin. La gente comenzaba a reconocerme por algo más que mi oficio, algunos hasta acudían a mí en busca de ayuda, ya era alguien importante… Pero, en cuanto llegaron los soldados, en el momento en que se lo llevaron, todo se acabó.

Aunque ahora que lo pienso bien, no fue ahí. Todo terminó para mí cuando oí cantar ese gallo…

Cuando vi sus ojos.

 

Y aquí estamos, otra vez, en frente de este lago, sigo esperando…

Tratando de no recordar esos ojos…

Esa mirada.

 

Por alguna razón todos los demás me siguieron a mí,

Si tan solo supieran.

A nadie le conté mi vergonzosa caminata aquella noche, nadie debería saber que realmente soy un cobarde; aunque, a decir verdad, todos lo somos, todos corrimos. sin embargo, yo sé que ellos me escucharon decirle “Maestro, yo nunca…”

 

No había llorado tanto como aquella noche, intenté desaparecer, alejarme de todo, y sorprendentemente tres días después regresó,

todos están felices de saber que él está con nosotros otra vez, aunque ninguno sabe qué sigue ahora, y la verdad no sé si me interesa mucho saberlo, creo que tampoco quiero verlos a ellos,

yo solo quiero estar solo.

 

Voy a pescar“, les digo en mi último intento para alejarme,

Realmente no tengo ninguna intención de volver a esa vida, el olor a pescado es lo que menos extraño. Pero, de algo hay que vivir.

Me levanto y escucho sus voces, “vamos contigo“.

¿Hay otra opción?

 

Mentiría si dijera que no lo intenté, quería distraerme, no pensar; y nada, no hay absolutamente nada. Parece que todos los peces se esconden de nosotros.

Tiro la red, una vez más,

Una vez más

Otra vez

Nada.

Está amaneciendo, estoy exhausto, frustrado, enojado e increíblemente triste. De esto vivía, y ahora ni siquiera puedo hacerlo bien. ¿Qué sentido tiene? Esta tampoco es mi vida.

 

Una voz se escucha a la distancia, pero estoy tan perdido en mis pensamientos mirando las redes vacías, que sólo escucho como los demás le contestan.

De pronto el griterío, de pronto el bote está lleno de peces.

Tantos recuerdos vienen a mi mente.

Yo ya viví esto.

“¡Ahí está! ¡Es él!”. Escucho que gritan y apuntan hacia la playa. Todos empiezan a recoger las redes, a remar. Ya nos hemos olvidado por completo de los peces.

No alcanzo a ver con claridad, solo veo un pequeño fuego y una silueta en la orilla. Pero, ¿cómo confundirlo?

Es él.

Casi sin darme cuenta ya me he lanzado al agua.

Mientras nado hacia la allí, viene a mi mente el recuerdo de ese primer encuentro con él, los peces, sus palabras, y toda la locura que vino después…

 

Llego empapado, sin aliento

Y él aviva el fuego

Me paro junto a él completamente paralizado. No me parece haberlo pensado muy bien.

¿Qué hago aquí?

¿Qué le puedo decir?

Me siento cerca del fuego, él se sienta junto a mí, pero no puedo mirarlo

Los demás llegan, todos comienzan a abrazarse, comen, celebran.

Él se acerca y su mano me ofrece un poco de pan, como si supiera que llevo medio día sin probar bocado y hubiera preparado ese pequeño pan especialmente para mí.

Extiendo el brazo, pero evito sus ojos

Me toma de la mano

Ya no tengo opción

Nos miramos y quisiera decirle tantas cosas, explicarle que tuve tanto miedo, decirle que no sé qué paso, pedirle perdón porque mis palabras se fueron con el viento, pero antes de que yo pueda comenzar a hablar me pregunta:

–¿Me amas?

¿Qué? ¿Qué clase de pregunta es esa?

 

–¿Me amas?

–Pues yo…sí, sí–, le respondo titubeante

–¿Me amas?

Te amo–, no puedo mirarlo

–¿Me amas?–, insiste

… mi corazón está roto

Pedro. ¿Me amas?

 

Yo …

Yo creía que te amaba

Pero te abandoné ahí

Yo…

no lo sé

 

Su boca dibuja una pequeña sonrisa, él lo sabía, él no esperaba que yo fuera perfecto, y creo que tampoco esperaba una respuesta, solo quería hacerme saber que me ama y hacerme recordar que lo amo.

Todo cobra sentido, ahora lo sé

Me vino a encontrar otra vez aquí. Precisamente aquí.

Sin soltarme de la mano, me dice otra vez, tal vez con más amor que nunca y de una manera tan fuerte que mi corazón queda marcado para siempre:

Sígueme.

Lingüista y escritora. México.

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