El día que Jesús se enfrentó a Dios - Encabezado - Teocotidiana

El día en que Jesús se enfrentó a Dios y lo venció

“A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer”, dice el evangelista Juan en su primer capítulo. Una sentencia que resume varias de las expresiones del maestro de Galilea en los sinópticos. “Si me has visto a mí, has visto a mi Padre”, dijo el carpintero cuando fue indagado sobre el Dios del cielo y cómo conocerlo.

Por supuesto que pensar con cierta profundidad sobre muchos de los laberintos bíblicos, a la clase religiosa le da piquiña. Estos laberintos no deberían asustar a nadie, sino que al contrario deberían convertirse en fuente inagotable de riqueza, como el texto mismo es. Por ejemplo, a Dios, según el evangelista que recién consideramos, nadie lo ha visto, jamás. A moisés no le gusta esto (carita triste).

Pero la cosa se pone aún más complicada si es que se quieren considerar los dichos de Jesús y creerlos. Por ejemplo, él asevera que nadie viene al Padre si no es a través de él. Fregado, pues a muchos les incomoda que las palabras del Hijo de Dios puedan estar en autoridad por encima de las de Pablo o las de Moisés, e incluso los profetas. O sea, se predica que, efectivamente él es el camino a Dios, pero en la práctica, el escozor de las implicaciones de esto, no les deja dormir.

Vamos a ilustrar un poco. La Biblia dice que Jesús es el verbo (la Palabra) de Dios. Sin embargo, si lo pensamos bien, a rajatabla, no dice lo mismo de sí misma. Hay un versículo que afirma que las Escrituras son inspiradas y que sirven para… ¿En qué momento dice que sean la Palabra de Dios? Además, ¿Cuáles Escrituras, los Cánones establecidos por hombres en el catolicismo o en el protestantismo? (no olvidemos que el reformador Lutero, por ejemplo, hubiera sacado de la Biblia al Apocalipsis… ¡Incluso a Santiago!, ¿Se refería entonces el autor de esta porción a ese solo versículo, a todo el capítulo, a toda la carta, o a todo el NT o al AT? Pues, no está claro.

Ahora bien. El texto bíblico asegura que Jesús no vino a abolir la ley, sino a cumplirla. Baia, baia; como dice el meme de internet, pues al Maestro de los sinópticos lo vemos haciendo exactamente lo contrario a cumplir la ley. Sana en Día de Reposo, toca a los leprosos, toca a una mujer inmunda a causa de su flujo de sangre, no ordena ni participa en el legítimo apedreamiento de una mujer adúltera, anima a no dar carta de divorcio, etc. No deberíamos tener miedo a formular preguntas. En consecuencia, o se equivoca el texto al aseverar que el Mesías cumplió la ley o no se equivocó y esa ley no era de Dios, pero entonces sí se equivoca al decir, cuando se dictaron tales leyes, que venían del cielo.

Sin embargo esto no es una rareza. Por ejemplo, en el Pentateuco hay todo un apartado en el que Dios mismo dicta la manera sobre cómo se deberían presentar holocaustos. Luego, dos personajes bíblicos cuestionan al Señor diciéndole que él no quería tales sacrificios (sí, gente cuestionándolo); para, finalmente, Dios mismo, en voz de un profeta, decir que él no había ordenado holocaustos… ¡What! XD.

Al parecer, Jesús se percata de esta situación y su discurso se construye magistralmente para dejarnos entrever que no, el Dios que conocíamos no es realmente el del Hijo Unigénito que está sentado a la diestra del Padre. Es como si él nos dijera, ¿Se acuerdan de ese Dios al que han seguido? Pues no, ese no es. Es el que yo les traigo, el que les estoy mostrando… Pero no estamos preparados para esta conversación.

Ya para terminar, como dice el predicador en el púlpito, ilustra un poco el Maestro su premisa con la parábola de los talentos. El centro de atención recae en el último siervo, quien no entra en el gozo de su Señor, sino que es echado afuera, en la oscuridad y el crujir de dientes. Si prestamos atención al relato, nos podemos percatar que el objeto de su condena es que tenía una imagen claramente distorsionada del amo, ¿Cómo se le ocurre decir que este recoge donde no esparce y siega donde no siembra cuando él mismo había sido beneficiado con un talento? Se dejó llevar por lo que de oídas había oído, más no por lo que sus ojos habían visto. Esa imagen desdibujada le produjo miedo (eso suelen hacer este tipo de entendimientos) y no le estaba permitiendo ahora disfrutar del gozo.

A Dios nadie lo ha visto jamás, solo el Unigénito. Y él nos lo da a conocer, nos muestra su imagen, porque al final seguimos sin verlo. O sea que en realidad lo que tenemos de Dios simplemente son solo imágenes, las cuales hablan más de nosotros, que de él. Qué bueno sería que creyéramos a la que el carpintero de Galilea nos trae, ya que lo más irónico de todo este asunto, es que aquella misma ley mosaica prohíbe, rotundamente, hacernos cualquier imagen de Dios.

David Gaitán es periodista, escritor, productor de radio y televisión, editor en medios y otras obras; papá de Laura Camila. Colombia.

3 thoughts on “El día en que Jesús se enfrentó a Dios y lo venció

  1. creo que es un excelente mensaje que deja esta lectura, muchas veces los legalistas nos dejan una imagen distorsionada de Dios, nos muestran un Dios enojado que quiere mandarnos al infierno a todos pero Dios es lo contrario, es fuego consumidor pero también es amor!!

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