¿Qué sucede cuando juntas un río con una montaña? ¿Un acento de la costa, con el brío de la sierra y los llevas a vivir a una gran ciudad en el valle? ¿Qué música puede surgir? Pero sobre todo ¿Qué historias podrías contar? Eso es lo que desde el 2014 Armir está tratando de responder. A ritmo de Pop Rock con muchas influencias del RnB, el Folk, e incursionando en sonidos del folclor latinoamericano, Joshua Armir y Keren Armir siguen construyendo un sonido lleno de libertades.
Joshua es dos minutos mayor que Keren y dos años mayor que Jessenia, hijos de una pareja de pastores Claudio y Elmis, de un corte más bien pentecostal-liberal, quienes solían disfrutar Chiquitita de ABBA, con Enciende una Luz de Marcos Witt y Amanecí en tus Brazos de José Alfredo Jiménez, en un mismo tiempo. Dragon Ball no se satanizó en su casa, pero sí los Jeans de rotos, el Heavy Metal y el Halloween. Ellos no se avergüenzan del giro en el discurso de sus papás como padres y pastores, ni de ellos mismos, hacia un Jesús menos interesado en prohibir y más interesado en invitar; por el contrario, para este par de mellizos “la vida es una historia que merece ser cantada” con todos sus altibajos, con todas sus tensiones y liberaciones.
Josh, pastor de jóvenes y amante de la lectura desde “El Progreso del Peregrino”, tipo historieta que le regalaron a muy corta edad hasta “Cristianismo y Nada Más”. Para él, interpretar la guitarra es completar lo que las palabras no pueden enunciar. Además, hablar de un sketch de Dave Chapelle puede ser tan teológico como hablar de una predicación de Timothy Keller.
Keren es una comunicadora que pasó de amar el término misionera transcultural a antagonizarlo, viendo los efectos de la categorización en la comunidad cristiana. Afuera -como solemos llamar a los no cristianos-, es una comunicadora social con énfasis en desarrollo comunitario, adentro, se dedica a cantar, traducir idiomas y a enseñar a niños y adultos, que nuestra manera de tratar al ser humano es nuestra verdadera muestra de Fe en Dios.
Ambos produjeron “Esperando El Alba”, su primer álbum de estudio. Es un disco hecho por muchas manos que pusieron sus recursos para hacerlo realidad, pues las limitaciones económicas han sido el segundo más grande desafío de su proyecto. El primero es “estar en el medio”: muy mundanos para los cristianos, muy cristianos para los mundanos, lo que significa muchas veces no ser invitados a los escenarios que más generan recursos; sin embargo, en vez de desanimarse, cantan con más fuerza “Yo también vi pan del cielo caer, más de una vez”.
Actualmente, Armir continúa su camino escribiendo canciones, mientras sirve en la comunidad que les ha mostrado su amor y los impulsa. Esa es la Iglesia en la que creen, una comunidad donde pueden ver el rostro de un Dios cercano.
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Comunicadora social de profesión. La mayor parte del tiempo disfruta escuchar, leer, observar historias que convierte en relatos o en canción; Jesús, para ella, es tan misterioso como cercano, el mejor contador de historias y el “autor y consumador” de su Fe.
Reside en Medellín (Colombia), desde allí emprende diferentes proyectos en torno al arte y la transformación social, siendo “Armir”, su proyecto musical, el culpable de sus lágrimas y mayores alegrías.